Capítulo 6
JOE
se tiró al agua y recogió las estacas mientras Bowie agarraba las cuerdas.
Juntos tiraron de ellas luchando contra el viento que empujaba sin descanso un
costado del barco. _____ se unió a ellos.
-¿Problemas?
-¡Diablos,
no!- contestó Joe-. Sólo estábamos haciendo una demostración.
Nicole
se acercó a Bowie y puso las manos sobre la cuerda también.
-¡No,
Nicole!- gritó Bowie con autoridad.
-Pero...
-Te
puedes hacer daño. No.
Joe
nunca había oído a su hermano hablar así ni hacerse cargo de situación de
emergencia alguna.
Estaba
impresionado.
-Nic,
quédate en la playa y guíanos- ordenó Joe respirando fuerte-. _____, sube al
barco y enciende los motores. Si conseguimos traerlo aquí de nuevo, los apagas.
Joe
rogó por que aquella mujer, tan independiente, no pusiera en cuestión sus
órdenes. Y no lo hizo. Bien, se dijo. _____ corrió hacia la proa del barco, y
luego preguntó:
-¿Qué
ocurrirá si se salen también las estacas del otro lado?
-En
ese caso no te vayas sin nosotros- contestó con una sonrisa.
-Bien-
dijo ella saliendo disparada.
-Quizá
la próxima vez debamos alquilar algo más pequeño.
-Sí,
una canoa- contestó Joe apretando los dientes y comenzando a sentir dolor en
los brazos.
-Nic,
¿estamos moviéndolo?
-Un
poco.
Entonces
los motores comenzaron a sonar.
-¡Ahora!-
exclamó Bowie-. Si conseguimos enderezarlo, _____ lo traerá de vuelta.
Tiraban
con fuerza, pero por desgracia el viento parecía hacer lo mismo. Estuvieron
tirando hasta que les dolieron los brazos, internándose cada vez más en el agua
mientras el viento se llevaba el barco en la dirección contraria.
-Cuando
quieras, Joe, tiramos.
-Te
estaba esperando- contestó comenzando a sentir que el agua le llegaba al borde
de los pantalones y la arena iba dando paso a un fondo rocoso-. No quería
desenmascararte delante de Nicole.
-¡Estáis
perdiendo terreno!- gritó Nicole.
-Sabes,
no me había dado cuenta- murmuró Bowie con el agua hasta la cintura-. ¿Y tú?
-No
puedo seguir tirando con estas rocas en el fondo. ¡Dios mío, rocas! ¡Nic! ¿De
cuánto calado disponemos para los motores?
-Iré
a ver.
Casi
en ese mismo instante se produjo un estruendo como de trozos de hielo chocando
contra el costado del barco. Entonces los motores se pararon.
-No
hay mucho calado- contestó Nicole-. De hecho creo que se ha pegado contra las
rocas.
-Compañero,
¿tú qué dices?- preguntó Joe mirando a Bowie.
-Es
posible que haya chocado. Además estoy a punto de dislocarme el hombro.
-Yo
también.
-¿Habías
arrastrado antes algún barco encallado?
-Apuesto
a que sería más fácil si dejara de soplar el viento.
-Déjalo,
Joe, este barco es más grande que nosotros dos.
-Es
más grande que Detroit.
-¡Vamos
a dejar de tirar!- gritó Bowie avisando a _____ y a Nicole-. Dejaremos
simplemente que se balancee de un lado a otro.
-¿Y
no nos causará eso problemas?- preguntó Nicole.
-Nada
que no podamos arreglar- contestó Joe.
-Si
se lo creen- rió Bowie-, nos saldrá bien la jugada.
-A
la de tres- dijo Joe-. Una, dos, y ¡tres!
Ambos
hermanos soltaron amarras. B barco se balanceó hasta quedar ladeado en la
dirección del viento.
Luego
se fue a un lado y encalló en la arena. Por fin parecía bien asentado.
Una
vez ocurrido lo inevitable todos se calmaron.
-Sabía
que ese terreno no era firme. Tenía que haber hecho algo.
-Yo
también lo sabía, Joe. ¿Por qué no me echas la culpa a mí?
-Porque
yo soy el...
-¿El
mayor? ¿El más inteligente? ¿O el mártir más grande de este mundo? Vamos, mira
el lado positivo- lo animó Bowie-. Desde este ángulo tenemos una buena vista de
los motores.
-No
me lo recuerdes. Debería de haber pensado en eso también. Sabía que no teníamos
mucho calado.
-Bueno,
ya basta, estas cosas ocurren.
-Esa
es siempre tu actitud ante la vida, ¿no es verdad? Odio pensar en lo que
ocurriría si yo pensara como tú.
-Pues
deberías comenzar a pensar como un ser humano en lugar de actuar como un
superhéroe.
-No
puedo permitirme errores- contestó Joe con la mandíbula tensa.
-Te
diré lo que no puedes permitir, chico- dijo Bowie haciendo una pausa para
mirarlo de frente-. No puedes permitirte esa necesidad de ser perfecto.
-¡Yo
no necesito ser perfecto!
-¡Y
un cuerno que no! Estás tan petrificado por tu miedo a cometer un error que
trabajas día y noche, supuestamente en beneficio de las personas por las que te
preocupas. ¿Pero qué clase de preocupación es esa cuando no te permites pasar
ni un minuto con nosotros porque estás ocupado?
De
pronto Bowie se ruborizó y miró hacia otro lado. Sin embargo no retiró ni una
sola de sus palabras. Joe se quedó mirándolo. El corazón le latía a toda
velocidad en el pecho.
-Eso
es justo lo que solías decir de papá.
-Sí
es cierto. Él estaría verdaderamente orgulloso de ti. Eres tal y como quería
que fueras. Igual que yo- hizo una pausa-. Por un momento, cuando estábamos
juntos ahí tirando del barco, tuve la sensación de que éramos un equipo.
Trabajando juntos, intentando amarrar el barco juntos, compartiendo la
responsabilidad, como en un equipo. Pero según parece prefieres cargar tú solo
con la culpa. Y cuando llegue el momento, también con la gloria, por supuesto.
Pues muy bien, hermanito, todo para ti- terminó mientras volvía hacia la playa.
_____
pudo escuchar parte de la discusión. No era el momento más oportuno para
dirimir sus diferencias, pensó. Salió a cubierta y los llamó:
-¡Eh,
chicos!
Ambos
miraron para arriba.
-¿No
creéis que ha llegado la hora de usar el teléfono móvil para llamar a los
guardacostas?
-¿A
los guardacostas?- repitió Bowie.
-Sí.
Alguien que sepa cómo sacar el barco.
-Lo
hemos dejado encallar en la arena a posta -contestó Joe aclarándose la
garganta.
Bowie
se volvió hacia Joe como si esperara recibir de él una orden.
-Exacto-
dijo al fin-. Para que nos tape del viento. Necesitáis un refugio del viento.
-Comprendo-
contestó _____ mirando a Nicole, que se había acercado a los hermanos-. Dicen
que lo han hecho a posta, para refugiarnos del viento.
-Es
verdad- confirmó Nicole con una expresión dudosa.
-¿Y
cómo habéis planeado sacarlo de aquí, listos? ¿Esperando a que crezca la marea?
-Bueno
pues...- contestó Bowie mirando hacia Joe-; diles cómo pensábamos hacerlo, Joe.
-¿Y
por qué no se lo cuentas tú?
-Está
bien. Pues pensábamos que cuando cesara el viento podríamos tirar de las
cuerdas y...
-Voy
a llamar al 911- lo interrumpió _____-. No tenéis ni idea, pero como sois unos
machos preferís quedaros aquí sentados antes de pedir ayuda- terminó por decir
girando sobre sí misma.
-¡Espera!-
gritó Joe-. No nos precipitemos.
-¿Crees
de verdad que habrá guardacostas?- preguntó Bowie en un tono de voz tan bajo
que _____ apenas pudo escucharlo.
Joe
se encogió de hombros como respuesta. Ninguno de los dos tenía ni idea, pensó.
-¿Y
durante cuánto tiempo queréis esperar?
-Sólo
un poco- contestó Joe-. Hasta ver si deja de soplar el viento. Estoy seguro de
que Bowie y yo podremos moverlo cuando cese.
-¿Y
qué hay de los motores?- preguntó Nicole.
-Bueno-
contestó Bowie frotándose las manos-, estábamos a punto de ir a echarles un
vistazo. ¿No es verdad, Joe?
-Sí,
es la pura verdad.
-Antes
de iros, ¿seríais tan amables de venir a ayudarme?- preguntó _____-. Donde
antes había arena ahora parece que hay agua.
-Claro-
contestó Joe volviéndose hacia Bowie y Nicole. Vosotros id delante. Enseguida
iremos- añadió comenzando a caminar por el agua para acercarse a ayudar a _____-.
Agárrate a mis hombros y yo te bajaré.
-¿Habéis
discutido Bowie y tú?- preguntó ella.
-Bueno,
no ha sido nada que no pueda arreglarse con un milagro.
-Joe...
-No
te preocupes, Bowie me ha dicho lo que tenía que decirme y yo tengo que pensar.
Baja e iremos a ver qué tal están los motores.
_____
se agachó y obedeció. El contacto de su piel suave y mojada confundió su mente justo
cuando necesitaba mantenerla despejada para evaluar la situación.
-Eso
es, apóyate en mí- dijo Joe mientras ponía las manos en su cintura
Si
tocarlo resultaba desorientador, que la tocara lo era más aún. Todo su cuerpo
comenzó a temblar.
-Creo
que debemos llamar para pedir ayuda, Joe. Sería lo más inteligente.
-Puede
que tengas razón, pero preferirla evitarlo.
-¿Por
qué? ¿Para preservar tu orgullo intacto?
-Es
algo un poco más complicado que eso- dijo mientras la bajaba del barco.
-Bueno,
solamente quería saber si...
_____
olvidó lo que iba a decir al sentir el contacto de su cuerpo mientras se
deslizaba hacia abajo.
-¿Si
qué?- preguntó dejándola en el agua pero sin apartar las manos de ella.
Ella
miró para arriba hacia él. Por alguna razón tampoco habla retirado las manos de
sus hombros, y no tenía ganas de hacerlo. De hecho estaba comenzando a
acariciarlos sin darse cuenta, mientras su corazón latía cada vez más deprisa.
Entonces
él se quitó las gafas de sol y dijo:
-Sí,
yo también- murmuró mientras inclinaba la cabeza.
_____
cerró los ojos. El la besaba en la boca con decisión. Estaba perdida. Si
hubiera escrito ella también una lista de pros y contras, la columna de los
pros hubiera sido muy larga y hubiera aludido a aquel beso.
Hubiera
escrito que él presionaba sus labios de un modo exquisito, con urgencia pero
con suavidad, que la obligaba a rendirse. El la abrazó con fuerza contra sí
mientras ella amoldaba su cuerpo al de él con un gemido de placer.
Luego
Joe apartó los labios por una fracción de segundo, pero la sostuvo muy cerca de
él para decir:
-No
quiero que nadie nos saque de aquí y nos lleve de vuelta al centro náutico. No
si puedo evitarlo- susurró rozando sus labios-. Por muchas razones. Ésta es
sólo una de ellas.
-Ya
comprendo...- contestó _____ apenas sin aliento.
-Bien.
Joe
volvió a inclinarse profundizando en aquel beso. Su lengua la reclamaba de un
modo que no dejaba lugar a dudas. Sus intenciones estaban claras. Entonces la
soltó despacio y volvió a hablar con voz ronca:
-Sin
embargo lo que yo quiera o deje de querer no importa. La decisión depende de
Nicole.
-Por
supuesto- contestó _____ inspirando con fuerza.
-Si
no se encuentra bien quizá sea necesario que llamemos para pedir ayuda.
-Bien.
-Pero
si se encuentra bien sacaremos el barco cuando cese el viento- siguió
susurrando-. Lo cual puede no ocurrir hasta mañana- comentó mirándola de arriba
abajo como si estuviera anticipando lo que podría ocurrir antes del amanecer.
-Sí.
La
pasión se reflejó en sus ojos. Luego él volvió a ponerse las gafas de sol.
-Entonces
vamos a ver esos motores y a preguntarle a Nicole.
-Estoy
segura de que una hélice al menos está enredada- contestó ella mirándolo como
en sueños.
-Seguro
que si- sonrió-. Es gracioso, pero creo que no me importa en absoluto.
Eso
era bueno, pensó _____ poco después mientras observaba el enredo en el que
estaba una de las hélices.
-Supongo
que ahora ya sólo contamos con un motor- dijo Bowie.
-Sí,
en un barco diseñado para moverse con dos- añadió Joe entrando en el agua para
examinarlos-. Sin embargo, los aviones pueden volar cuando se estropea un
motor, así que este barco también. ¿Cómo te encuentras, Nicole?
-Muy
bien ahora que no estoy balanceándome.
-Si
esperamos a que amaine el viento podemos estar aquí retenidos hasta mañana. Si
llamamos ahora en cambio nos sacarán enseguida.
-¿Sacarnos?-
repitió Bowie-. ¡Pero Joe...!
-¡Pobre
orgullo masculino!- suspiró Nicole sonriendo a su marido-. No te preocupes,
cariño. Mientras haga viento no tengo intención de subir a bordo, ni con
guardacostas ni sin ellos. De hecho yo voto por quedarnos aquí una semana si no
amaina el viento.
-Bueno,
en ese caso... - dijo Joe haciendo una pausa y mirando a Bowie-. ¿Tú qué
opinas?
-Creo
que debemos esperar a que cese el viento y mirar a ver qué podemos hacer
mañana. Tenemos provisiones de sobra, así que por eso no hay problema.
-¿Y
tú qué votas? - preguntó Joe volviéndose hacia _____.
-Si
Nicole quiere quedarse, por mí está bien.
-Entonces
decidido- dijo Joe-. ¿Alguien viene a bañarse?
-Id
vosotros- intervino Nicole-. Yo voy a instalarme en una silla en este refugio y
a leer una novela romántica.
-Pues
yo me sentaré contigo y te daré uvas -añadió Bowie poniendo un brazo sobre sus
hombros.
-Tú
lo que quieres es leer las partes más jugosas sobre mi hombro- contestó Nicole.
_____
comprendió de inmediato lo que estaba ocurriendo. Las dos parejas se dividían. Entonces
recordó que aún no había visto a Joe en bañador.
-Me
bañaré contigo.
-Fantástico-
dijo Joe dirigiéndose hacia el barco-. Iré a ponerme el bañador.
Ofrecer
su ayuda para ponérselo resultaría demasiado evidente, pensó _____.
-Baja
unas cuantas sillas de cubierta para que Nicole pueda sentarse. Y otra para
apoyar los pies.
-Claro-
contestó Joe saliendo del agua y subiendo a cubierta.
-¡Ah,
y también el gel para la espalda!- añadió Bowie-. Y la novela, si no te
importa. Está en la repisa de la cama.
-¿Y
un helado?- añadió Nicole mirando para arriba.
-Bien.
-¿Con
caramelo líquido del que compró _____?
-¿Y
estás segura de que no quieres también un trozo de Alaska frita? Ya que voy a
la cocina...
-Ahora
mismo no, gracias- sonrió Nicole-. Ya te diré cuándo.
Después
de bajar las sillas, el gel, el helado y el libro, Joe desapareció dentro del
barco para ponerse el bañador. Mientras Nicole se relamía, Bowie se acercó a _____
y le dio un beso en la mejilla.
-¿Y
eso a qué viene?- preguntó ella.
-A
lo que sea que le hayas dicho a Joe mientras te ayudaba a bajar del barco.
-Créeme,
no le he dicho nada.
-Bueno,
entonces a lo que sea que hayas hecho. Y no te estoy preguntando qué ha sido,
pero ha surtido efecto. Nos ha preguntado a todos nuestra opinión.
-Quizá
esté empezando a comprender que él no es Dios- se ruborizó.
-Eso
parece. Hasta ha accedido a bañarse.
-Sin
embargo, Bowie- intervino Nicole-, quizá a la vuelta continúe siendo el mismo.
-Sí,
es cierto, pero al menos es un comienzo.
Creo
que _____ es una buena influencia para él.
-Eso
si sería un comienzo- añadió _____, de pronto atenta al hombre terriblemente
sexy que salía del barco en bañador-. ¡El último que llegue es una gallina!-
gritó, y sin saber si la había oído o no corrió a zambullirse.
Se
metió cerca del barco hasta que el agua le llegó a la cintura, y luego miró
para arriba justo a tiempo para ver cómo Joe se tiraba y desaparecía bajo la superficie.
Nadó hasta la zona donde él había caldo y de pronto sintió miedo al pensar que
quizá se habría dado con la cabeza en alguna roca. Los hombres eran tontos,
pensó. Siempre tenían que hacer una exhibición de trampolín sin tener ni idea
de qué había en el fondo.
De
repente sintió que una mano le agarraba el tobillo y poco después estaba
sumergida en sus brazos. La abrazó fuerte y ambos salieron a la superficie
agarrándose a una de las amarras sueltas que colgaban sobre el lago desde el
casco del barco.
-Me
has asustado- dijo _____-. No deberías tirarte así cuando no sabes qué puede
haber en el fondo.
-Pero
sí lo sabía. Estamos en un pequeño canal- contestó él trepando por la cuerda
-¿Y
entonces por qué te has quedado ahí abajo tanto tiempo? ¿Para asustarme?
-Era
parte del juego. Dijiste que el último que se metiera en el agua era una
gallina, y el último he sido yo, así que tuve que hacerte una aguadilla.
Dijiste que habías ido a clases de natación.
-Sí,
pero me resulta difícil imaginarte a ti en clase de natación.
-Pues
estuve. Es donde aprendí a quitarle a las chicas la parte de arriba del bikini
con un solo movimiento de los dedos- dijo rozándola sensualmente mientras
soltaba ligeramente las cintas del suyo.
La
proximidad y el carácter íntimo de aquella conversación la estaban excitando, y
mucho.
-Dime-
preguntó ella-, ¿es que los chicos les quitan a sus hermanas la parte de arriba
del bikini para practicar?
-No
lo sé, yo no tengo hermanas. Tuve que practicar en la realidad.
-Vaya,
eso debió de ser duro.
-Fue
un infierno- contestó soltando la cinta-. ¿Haces pie aquí?
-No
- contestó _____ poniéndose de puntillas e intentando tocar con los pies en el
fondo.
-Bien,
yo sí. Agárrate a mí con las piernas, _____.
-¿Es
que no vamos a nadar?
-No,
si puedo evitarlo.
La
intimidad que les procuraba el barco, que servía como escudo, le hizo a _____
ser más audaz.
-Entonces
creo que será mejor que me beses.
-¿Dónde?-
sonrió Joe.
-Puedes
empezar por aquí - contestó ella poniendo un dedo sobre sus labios.
Él
comenzó a besarla, y lo hizo con tal destreza que pronto le hirvió la sangre en
las venas. Después de un rato se apartó y murmuró con voz ronca.
-¿Dónde
más?
Los
labios le temblaban, todo su cuerpo se estremecía de anhelo. Se inclinó hacia
él y ladeó la cabeza mientras dibujaba un círculo sobre su cuello y respondía:
-Aquí.
Joe
la lamió y mordió mientras ella dejaba caer una mano por su propio hombro. Él
mordió el tirante de su bañador y tiró de él hacia abajo antes de besarle el
brazo.
-¿Y
ahora dónde?
_____
sacó el brazo del tirante del bañador dejando que su pecho saliera justo por
debajo de la superficie del agua.
-Aquí.
-¡Mujer
insaciable!- murmuró Joe mientras se sumergía para besarle el pezón.
De
pronto un deseo salvaje la invadió en lo mis íntimo de su feminidad mientras él
la besaba y lamía el pecho. Gimiendo en voz baja apretó el abrazo de sus piernas,
presionándose contra su masculinidad erecta.
Se
estaba volviendo loca lentamente.
-¡Para!-
murmuró apartándose de la deliciosa sensación de su boca lamiéndole el pezón-.
No puedo más, no si al final no podemos...
Él
tomó su rostro entre las manos y presionó con suavidad los labios contra su
semblante mojado.
-Yo
puedo ayudarte.
-Ése
es el problema. Estoy tan excitada que sólo puedo pensar en que me hagas el
amor.
-Que
es exactamente lo que quiero hacer- contestó él deslizando una mano por el
interior de su muslo -. Me refiero a hacerlo aquí.
_____
sostuvo su mirada y relajó las piernas alrededor de su cuerpo. El elástico del
bikini le facilitó la tarea,
Joe
no tuvo tiempo de probar la destreza de sus manos para soltárselo. _____ murmuró
mientras él buscaba y encontraba el pulso vibrante y caliente de su interior
que luchaba desesperadamente por calmarse.
-¿Aquí?
-Sí
- contestó _____ sin aliento.
Su
voz sonó como un rumor lleno de deseo.
-Te
besarla ahí también, pero puede que me ahogue.
-¿Y
qué... importa?- contestó ella.
Sin
saber cómo, él se deslizó por debajo del agua y tiró del bañador presionando su
boca contra ella en el lugar exacto. _____ se movió, libre de la ropa, y se sumergió
para agarrarlo de los hombros. Intentó que saliera a la superficie y entonces
él la llevó con ella, inspirando con fuerza.
-Sólo
estaba bromeando- dijo al fin-. No quiero que te ahogues.
Él
tomó aire unas cuantas veces. Su pecho subía y bajaba.
-Hay
algunas cosas por las que merece la pena ahogarse. Hubiera muerto siendo un
hombre feliz.
-Estás
completamente loco- contestó ella abrazándolo por el cuello.
-Y
es por tu culpa - dijo él besándola y moviendo la lengua hasta que ella gimió
de frustración. Luego apartó los labios un momento y añadió- : Déjame que
pruebe una cosa- Joe la hizo darse la vuelta hasta darle la espalda. El agua le
llegaba hasta la clavícula. Entonces, rodeando con un brazo su cintura, tiró de
ella con fuerza-. Así está mucho mejor- dijo mientras lamía su cuello y bajaba
el otro tirante de su bikini-. Inclínate sobre mí. Me encanta cuando lo haces.
_____
enganchó un pie en el dorso de su rodilla y se apoyó contra su masculinidad
erecta.
-Creo
que alguien está un poco excitado- murmuró.
-Es
el pequeño precio que tengo que pagar por haberte estado besando- Joe tiró de
la parte superior de su bikini bajo el agua y abrazó su pecho con una mano,
acariciando con el pulgar el pezón hasta que ella tembló. Entonces añadió- : Tenía
ganas de quitarte este bikini desde el primer momento en que apareciste con él.
-¿Y
es por eso por lo que tiraste el café?
-Has
estado volviéndome loco todo el día. Tú eres la razón por la que no estaba
prestando atención a las estacas cuando se desenterraron, y la razón por la que
estoy aquí ahora, haciéndote el amor en lugar de estar llamando por teléfono y
escribiendo informes.
-Bien-
contestó ella apoyando la cabeza contra su hombro.
-Sí-
murmuró contra su oído-. Y dentro de un momento será mucho mejor.
Joe
la abrazó justo por debajo del pecho con una mano mientras metía la otra por la
parte delantera de su bikini. Ella contuvo el aliento. La acariciaba por entre
los rizos mojados y empujaba metiendo los dedos en su húmedo canal.
-¿Mejor?-
preguntó en un susurro acariciándola.
-Mmm-
contestó _____ temblando mientras la tensión comenzaba a adquirir niveles
insoportables.
Sus
caricias se hicieron más firmes y rítmicas mientras la sostenía con fuerza
contra su cuerpo. Cerca. Muy cerca. Tanto que gimió y tuvo que presionarse la
boca contra el dorso de la mano.
-Sh...
Ahora - dije él empujando con fuerza y presionando hacia arriba.
Sintió
que el mundo estallaba en ese momento. Cerró el puño metiéndoselo en la boca
para ahogar un grito en su garganta mientras sentía una convulsión.
Entonces,
él volvió a darle la vuelta y la arrimó a su lado, besando su rostro, su pelo y
su cuello mientras ella se abrazaba a él e intentaba recuperar el aliento.
Prontamente,
él volvió a ponerle la parte superior del bikini colocando los tirantes sobre
su hombro.
Mientras
volvía a calmarse lo besó larga y sensualmente. Luego se apartó de él, levantó
ambos brazos y se zambulló dentro del agua. Se dejó hundir hasta que estuvo a
la altura de sus caderas. Entonces, pensando que quizá a él también le vendría
bien una sorpresa y algo de placer, tiró de su bañador para liberar su masculinidad.
Tuvo un segundo para admirar la impresionante dimensión de su cuerpo antes de
volver de nuevo a la superficie.
-¿Y
qué crees que estás haciendo ahora, mujer insaciable?- preguntó Joe atrayéndola
hacia sí.
-Me
imaginé que yo también podría morir feliz.
-Pero
yo tampoco voy a dejar que te ahogues.
-Sin
embargo apuesto a que sí me dejas que te haga esto- dijo abrazando su
masculinidad con firmeza
-Es...
posible- contestó él jadeando.
_____
lo acarició prestando especial atención a la punta mientras lo miraba a los
ojos. El azul de su iris se oscureció y el músculo de su mentón se puso tenso.
Por
fin él se estremeció, la rodeó con ambos brazos y tiró de ella para sumergirse
ambos bajo el agua, donde se abrazaron y bucearon en una especie de danza.
Luego la besó y subieron despacio a la superficie.
Ambos
habían sentido un inmenso placer, pensó _____, a pesar de no haber llegado al
acto final. Entonces comenzó a preguntarse si no estaba arriesgando más de lo
que podía asimilar.
Una
vez de vuelta en la playa, ella se sentó junto a Nicole y ambas estuvieron
leyendo una novela erótica en voz alta. Joe se unió a Bowie en la discusión que
seguía a cada párrafo, pero bajo sus carcajadas subyacía un deseo ardiente que fluía
como la lava.
El
sol comenzaba a ocultarse tras las montañas. Hubiera deseado tener el poder de
ponerlo tras el horizonte. Esperaba la oscuridad de la noche para poder estar a
solas con _____. Deseaba estar a solas con ella para hacerle el amor y explorar
todos aquellos sentimientos tan poco frecuentes en él.
-Ya
es hora de reparar energías- dijo Bowie-. ¿Vienes, Joe?
-Sí-
contestó mirando a _____.
_____
estaba preocupada por Nicole. No creía que ninguno de los dos hombres se
hubiera dado cuenta, pero debía de estar sintiendo bastante dolor. Quizá sólo
otra mujer era capaz de notarlo en su risa, o en la forma en que se revolvía en
su silla y presionaba una mano contra su vientre cuando pensaba que nadie la
estaba mirando. Pero ella si la estaba observando.
Mientras
los hombres reunían leña para encender el fuego, _____ se inclinó sobre Nicole
y preguntó:
-¿Qué
te ocurre?
-¿Por
qué me preguntas eso?
-No
finjas conmigo. Te duele algo.
-No,
no es nada. Son sólo... punzadas.
-¿Y
desde cuándo tienes esas punzadas?
-Desde
hace poco- contestó Nicole poniendo una mano sobre el brazo de _____-. Pero por
favor, no montes un escándalo. He hablado con muchas madres- y sé que es normal
sentir este dolor. No te preocupes.
-No
me preocuparía si estuvieras tranquilamente en casa cerca de un teléfono y a
pocas manzanas del hospital. Pero estando aquí las cosas cambian. Ni siquiera
podemos irnos, y no tenemos ningún tipo de alarma o de sirena. Además en el
manual pone muy claramente que no se debe navegar de noche.
-Yo
no necesito ir a ninguna parte- contestó Nicole apretándole el brazo a _____-.
Me han venido muy bien estos días de descanso, _____, y no voy a dejar que nada
me lo eche a perder.
-Pero...
-Bowie
es fantástico, pero te he echado mucho de menos, sobre todo en un momento como
éste. Y no sabes cómo me alegro de que Joe y él estén hablando sobre sus
problemas.
-Todo
eso está muy bien, pero si vuelves a tener esas punzadas no dejes de decírmelo.
Tenemos un teléfono, podremos hacer algo.
-No
creo que vaya a ser necesario. Además, ya sabes cómo odio montar el espectáculo,
sobre todo si yo soy el personaje principal.
Una
hora más tarde, poco después de la cena, _____ se preguntaba cuánto tiempo
pasaría antes de que pudiera escabullirse en la oscuridad con Joe, cuando de
pronto Nicole gritó. Todos corrieron a su lado.
-Creo
que... lo mejor será... que vuelva al barco. ¡Maldita sea!- exclamó doblándose
sobre sí misma.
-¡Estás
de parto!- exclamó _____.
-No,
no es verdad- contestó Nicole con una expresión desafiante-. Son sólo gases.
Enseguida... ¡augh!
-Si
eso ha sido un gas, vamos a tener que darte un antiácido del tamaño de un bebé.
-No
me hagas reír, Bowie, me duele.
-Según
tengo entendido el parto duele- contestó Joe mirándola.
-
¿El parto?- repitió Bowie-. ¡Pero si sólo está de siete meses! ¡El niño no está
preparado todavía!
-Bueno
son ya un poco más de siete meses... -dijo Nicole.
-¿Es
que estabas embarazada antes de que nos casáramos?- preguntó Bowie atónito.
-Un
poco.
-¿Un
poco? ¿Cuánto?- preguntó _____.
-Seis
semanas.
-¿Y
no me lo dijiste?- gritó Bowie.
-¡No
quería que se enterara tu madre!
-¡Pero
yo no se lo hubiera dicho!
-¡No
podía estar segura!
-¡Oh,
Nic!- exclamó _____ sintiéndose dolorida de que su hermana no hubiera confiado
en ella-. ¡Podrías habérmelo dicho!
-Tenía
miedo de decírselo a nadie- contestó Nicole sintiéndose también dolorida-. No quería
echar a perder la boda... o estas vacaciones.
-Pero
tu médico- añadió _____-, tiene que saberlo. No puedo creer que te haya dejado
venir a...
-Es
que no se lo dije exactamente.
-¡Nic!
- gritó Bowie con el rostro rojo de ira.
-¡Tenía
que venir! ¡Todos teníamos que venir! Además, los niños primerizos siempre se
retrasan.
-Bueno-
intervino Joe-, ya nada de eso importa. Lo importante ahora es ir al barco.
-Tienes
razón- contestó _____ retomando fuerzas de la serenidad que mostraba Joe-.
Vamos.
-¡Oh,
Dios mío!- exclamó Bowie-, ¡se está desangrando!
-No
te preocupes, Bowie, es normal en estos casos.
-Para
ti es fácil decirlo- añadió Nicole doblándose de nuevo sobre el vientre.
-Bueno-
comentó Bowie-, ninguno de los dos terminamos aquellas clases sobre preparación
al parto.
-Pues
ahora vamos a tener un cursillo intensivo- respondió Joe-. Vamos.
Tuvieron
que levantar a Nicole entre los tres. Ella seguía con contracciones y
quejándose, pero consiguieron subirla a bordo por fin.
-¡A
mi cama!- exclamó Joe-. Sujetadla mientras yo la despliego.
_____
y Bowie sujetaron a Nicole hasta que Joe volvió para ayudarlos. Nicole estaba
pálida, pero Bowie estaba lívido como el papel.
-Bowie
y yo la pondremos en la cama- le dijo Joe a _____-. Mi maletín está en la cama
de arriba de esa litera. Dentro está el teléfono. Llama al 911.
-¿Y
qué les digo que queremos? ¿Otro barco?- preguntó _____.
-¡No,
en barco no!- exclamó Nicole.
-Entonces
un helicóptero- intervino Joe-. Eso será más rápido.
-No
creo que vaya a poder aterrizar en esa playa tan pequeña- contestó _____
sacudiendo la cabeza.
-En
ese caso tendrán que aterrizar en el techo del barco- sonrió Joe-. Para algo
tenía que servir que fuera tan grande.
_____
encontró el teléfono de Joe y decidió hacer la llamada desde la parte posterior
del barco de modo que Nicole no pudiera alarmarse si surgía alguna dificultad.
Después de unos cuantos frustrantes minutos por fin cortó la comunicación y
volvió a donde estaban todos.
-¿Vienen
ya?- preguntó Bowie a gritos.
-No
exactamente. ¿Pero qué diablos es esto?- preguntó mirando a Joe tumbado sobre
la cama inconsciente mientras Nicole estaba sentada en una de las sillas de
cubierta.
-Joe
se ha desmayado- contestó Bowie frotándole la espalda a Nicole-. Nic dice que
se siente mejor sentada que tumbada.
-¿Desmayado?
¿Pero está bien?
-
Sí, claro. Le pasó lo mismo cuando estábamos en el bachillerato y consiguió una
cita con Myra Oglethorpe. A veces, cuando el estrés es muy fuerte, le ocurre.
Me imagino que ésa es la causa. Enseguida recuperará la conciencia.
-Así
que tiene un punto débil- murmuró _____.
-Sí,
pero luego odiará que le haya ocurrido esto, y precisamente ahora.
-¿De
verdad te sientes mejor sentada?- preguntó _____ volviéndose hacia Nicole.
-Sí-
asintió-. Creo que Joe no soportaba verme sufrir. Él... ¡ah! - gritó
agarrándose a los brazos de la silla al sentir una nueva contracción.
-Por
cierto- dijo Bowie mientras seguía dándole un masaje a Nicole-, ¿qué has
querido decir con eso de que no venían «exactamente»?
No me ha gustado mucho esa expresión.
-No
hemos tenido mucha suerte que digamos escogiendo el momento del parto. Ha
habido un accidente múltiple de coches durante una tormenta de arena y no
quedan muchos helicópteros sanitarios libres. Les he dado nuestra localización
aproximada, y les he dicho que estábamos en un barco encallado en una playa. Han
dicho que eso les haría más fácil nuestra localización. Vendrán en cuanto
puedan.
-¿Y
mientras tanto?
-Me
han preguntado si disponíamos de alguien con experiencia en partos, y les he
dicho que sí.
-Sí,
inconsciente, pero sí- comentó Bowie.
-No
sabía que Joe se había desmayado. Esperemos que vuelva en sí; mientras tanto ve
lavándote.
Bowie
y _____ se quedaron mirándose el uno al otro, y ella pudo observar cómo la duda
se iba despejando del rostro de su cuñado dando paso a la determinación.
Entonces decidió que despertaría a Joe, aunque sólo fuera para que fuese
testigo de cómo Bowie se hacía cargo de la situación.
Mientras
Bowie intentaba esterilizarse lo mejor que podía en el fregadero de la cocina, _____
puso el ordenador de Joe en el suelo, quitó la mesa y convirtió un grupo de
bancos en una cama doble. Hablaba con Nicole mientras lo hacía y controlaba la
secuencia de las contracciones. Eran bastante seguidas.
-Voy
a buscar todas las almohadas que haya en el barco, luego te subiremos encima.
La verdad es que preferiría que te echaras sobre la cama. Si no, Fifí va a caerse
al suelo nada más nacer; y no está muy limpio que digamos.
-¿Fifí?-
repitió Nicole consiguiendo sonreír a pesar del dolor.
-O
Gigi. Me figuro que le pondrás un nombre francés para complacer a tu suegra.
-¡Oh,
_____!- exclamó Nicole abriendo mucho los ojos-. Me va a matar cuando se entere
de esto. Quería hacer un video del nacimiento.
-Con
subtítulos, por supuesto.
-_____-
rió Nicole-, gracias a Dios eres... ¡oh!- exclamó tapándose la boca antes de
que saliera de ella un juramento.
-Yo
te recomendaría que no te cortaras y que juraras todo lo que quisieras. Confía
en mí, tu bebé no va a aprenderse esos tacos a pesar de las teorías de la señora
de Chauncey M.
-¿De
qué teorías estáis hablando?- preguntó Bowie volviendo de la cocina con las
manos en alto.
-Ya
te lo contaremos luego. Ahora tienes trabajo. Voy a por almohadas. Volveré
enseguida.
-¡Tráete
mi cámara!- gritó Nicole mientras ella desaparecía.
Cuando
_____ volvió con almohadas, toallas y la cámara, se encontró a Bowie agachado
junto a Nicole. Le hablaba en voz baja con las manos en alto intentando evitar
ensuciarse. Nicole, mientras tanto, le clavaba las uñas en los hombros.
-Aguanta
hasta que se te haya pasado- murmuraba-. Ya está; ahora respira a bocanadas
pequeñas.
-Te
debo de estar haciendo daño- gritó Nicole.
-En
absoluto. Aguanta
-Ya
está- contestó Nicole dejando caer la cabeza y relajando la mano-. Ya ha
pasado.
-Arreglaré
la cama- dijo _____-, y luego trataré de despertar a la Bella Durmiente.
-Sí.
Yo me sentirla mejor si él estuviera conmigo- dijo Bowie.
_____
puso las almohadas haciendo un respaldo mientras escuchaba a Bowie ayudar a
Nicole con otra contracción.
-Si
no terminasteis el cursillo sobre preparación para el parto, ¿cómo es que
conoces las técnicas de respiración?
-Vi
un programa en televisión- contestó él.
-Demos
gracias entonces a la televisión- dijo _____ dejando la cámara sobre una repisa
donde estuviera a mano y acurrucándose cerca de Nicole -. Y ahora vamos a
ponerte encima de la cama, ¿quieres?
-Está
bien- contestó apretando su mano al sentir otra contracción.
_____
se preguntó si su hermana tendría la suficiente fuerza como para romperle los
huesos, pero aguantó hasta que el dolor cesó y por fin colocaron a Nicole sobre
la cama.
-Tendremos
que quitarte el bañador, Nic.
-¿Pero
y si se despierta Joe?
-Eh,
hermanita, éste no es momento para...
-Te
pondremos encima una sábana- intervino Bowie-. Es lo que hacen en los
hospitales.
-Bowie,
te quiero- dijo Nicole con ojos llorosos-. ¿No lo amas tú también, _____?
-Sí,
claro, estoy loca por él. Te has llevado todo un campeón, hermanita - contestó
besándola en la mejilla-. Siéntate bien, te traeré una sábana.
_____
volvió casi de inmediato, ayudó a Nicole a quitarse el bañador y la tapó con
una sábana formando un hueco vacío bajo sus rodillas dobladas. Y lo hizo justo
a tiempo, porque nada más terminar, Nicole gritó algo que nunca le había oído
decir.
-¿Nic,
te encuentras bien, cariño?- preguntó Bowie.
-¡No
me llames cariño!- contestó Nicole pataleando-. Y despierta a ese inútil de
hermano tuyo. Ha llegado el momento- _____ ahogó una sonrisa y miró a Bowie.
Nicole gimió en voz alta y luego comenzó a jurar-. ¡Odio a los hombres!- gritó
respirando con dificultad-. Por lo que a mí respecta os podéis ir a la luna.
-Lo
haremos, te lo prometo- contestó Bowie dándole palmaditas en la rodilla-. En
cuanto hayamos traído a otra preciosa niña a este mundo.
-No
pienso dejarla que haga el amor nunca- gritó Nicole desesperada.
-Entonces
será una monja- prometió _____ mientras humedecía una toalla en el fregadero de
la cocina y volvía para despertar a Joe. Le mojó la frente y él gimió. Nicole
siguió jurando durante un rato, con cada contracción. Seguramente había llegado
el momento del parto-. Si me necesitáis llamadme.
Joe
abrió en ese momento los ojos y la miró con una expresión de confusión.
-¿Es
Nicole la que está chillando?
-Sí,
el helicóptero no puede venir por el momento, así que estamos haciendo de
comadronas nosotros. Podrías ayudarnos.
-Me
he desmayado- dijo cerrando mucho los ojos-, ¡maldita sea!
-¿Te
encuentras mejor?
-Sí-
contestó serio intentando ponerse en pie.
-Con
calma- dijo _____ al verlo titubear.
Acercó
la silla en la que había estado sentada Nicole y la puso justo debajo de él.
Entonces él se sentó pesadamente.
-Eh,
Nic, ¿qué tal estás?
-¡Dios,
así que ahora voy a tener que aguantar a dos Jefferson!
Bowie
se asomó por encima de sus rodillas y preguntó:
-¿Qué
hago, Joe?
-Dile
que empuje- contestó con voz temblorosa y sudando.
-¡Empuja!-
ordenó Bowie con entusiasmo.
Nicole
siguió jurando.
-¡Empuja,
cariño! Así, eso es. ¡Ya viene!
_____
se dio cuenta de que Joe no tenía muy buen aspecto, pero no tenía tiempo para
atenderlo. Recogió la cámara y se colocó a los pies de la cama. Se arrodilló y
buscó un hueco mientras Nicole seguía jurando y Bowie traía con cuidado a su
hija al mundo.
En
el último momento se olvidó de hacer la foto y las lágrimas inundaron sus ojos.
El diminuto bebé comenzó a llorar, y Bowie hizo lo mismo.
Finalmente
bajó la cámara. Algunas cosas era imposible captarlas. Bowie levantó a la niña
sin cortar aún el cordón umbilical y la puso contra el pecho de Nicole. Luego
se inclinó para besar a su esposa en la frente, y justo entonces comenzó a
oírse el ruido de un helicóptero en la distancia. Joe gimió y se deslizó de la
silla cayendo al suelo.
Cuando
volvió a despertarse era un enfermero el que lo miraba a la cara. Había vuelto
a desmayarse.
Era
un desastre. Intentó volver a sentarse.
-Calma-
dijo el enfermero-, no se mueva demasiado deprisa. Los padres siempre se
desmayan en los partos.
-Yo
no soy el padre, soy el tío.
-Así
que pertenece usted a la clase de los sensibles. No importa, no es algo de lo
que deba sentirse avergonzado.
-Yo
no soy de la clase de los sensibles.
Por
fin se levantó y sacudió la cabeza como para despejarse. El barco era un jaleo,
todo el mundo se apresuraba de un lado a otro lavando a la madre o a la niña
para llevarlas en helicóptero al hospital de Las
Vegas.
Todos miraban a la saludable niña. Nicole ya no sentía ningún dolor y sonreía. Joe
sintió que por fin recuperaba sus fuerzas.
Había
sido un verdadero milagro, pensó contagiándose del espíritu de felicidad que
reinaba entre los presentes. Bowie corría por el barco dando palmaditas a los
enfermeros en la espalda y prometiéndoles puros. Su hermano pequeño había
tenido una niña, pensó, y había sido él quien la había traído al mundo. Y él mientras
tanto no sólo no había sido de ayuda, sino que había sido un estorbo. Resultaba
humillante.
Observó
a _____. Estaba recogiendo las cosas de Nicole y de Bowie para que se las
llevaran. Luego le dio a Bowie las llaves de su apartamento para que tuviera un
lugar en el que quedarse en Las Vegas mientras Nicole y la niña estaban en el
hospital. Todos tenían algo que hacer, una responsabilidad, excepto él.
No
podía recordar haberse sentido nunca tan inútil, o tan aliviado, pensó.
-Entonces
ya está todo arreglado- dijo la enfermera encargada contemplando a Nicole
tumbada sobre una camilla y a la niña en una cunita de plástico-. Llevaremos a
la madre, a la niña y al padre al hospital. Aquí está el número de teléfono-
añadió ofreciéndole una tarjeta a _____-. Puedo llamar por radio para que
vengan a buscarlos esta misma noche a ustedes dos, o si lo prefiere el centro
de deportes náutico puede enviarles una barca mañana por la mañana. La elección
es suya.
_____
miró de reojo a Joe y luego preguntó:
-¿Crees
que estarás bien si nos quedamos aquí?
-Estoy
bien- contestó. Y era cierto. A cada minuto que pasaba se sentía mejor, más
fuerte... y más estúpido. Lo menos que podía hacer para redimirse a si mismo
era conseguir sacar el barco del atolladero en el que estaba-. Podemos llamar
mañana por la mañana si necesitamos ayuda.
-Pero
están ustedes encallados.
-Quizá
mañana pueda arreglarlo- contestó él-. Me gustaría intentarlo.
-¿Los
dos solos, con un barco tan grande?
-Usaremos
toda nuestra fuerza- dijo _____ mirándolo.
La
mujer los miró con una expresión de resignación, como si estuviera pensando que
tenía cosas más importantes que hacer que discutir con turistas.
-Está
bien, supongo que para eso se inventaron los teléfonos móviles. Vamos, chicos.
-¡Bowie!-
lo llamó Joe. Su hermano se volvió hacia él-. Buen trabajo- añadió abrazándolo
por primera vez desde hacía años-. Cuídalas.
-Con
mi vida- contestó con voz débil dando un paso atrás.
Luego
abrazó a _____ mientras los enfermeros levantaban la camilla de Nicole.
-Espera
un momento- volvió a decir Joe-. Déjame que me despida de mi sobrina.
Joe
se apresuró a inclinarse sobre la diminuta niña. Entonces _____ se acercó y él
deslizó un brazo por su cintura atrayéndola hacia sí.
-Volveremos
a vernos, sea cual sea tu nombre- dijo Joe tocando con un dedo su suave
mejilla.
-Au revoir, Colette- dijo _____ mirando
de reojo a su hermana.
-¿Colette?-
repitió Bowie-. ¿De dónde has sacado eso, Nic? Sabes muy bien que yo quería
llamarla Bowina.
-¿Bowina?-
repitió Joe atónito.
-Me
lo he inventado yo, pero se supone que es la versión femenina de...
-¡Es
la versión femenina de zopenco! No puedes llamar Bowina a esta preciosísima
niña. No mientras yo...
-Está
bien, chicos- intervino un enfermero-. Podéis llamarla Fred si queréis, pero
ahora no es el momento de discutir. Tenemos que irnos.
A
pesar de su confianza en los enfermeros, Joe los siguió hasta la cubierta y
observó cómo metían la camilla de Nicole y la cunita en el helicóptero mientras
el viento que levantaban las hélices le revolvía el pelo.
-¡Llamaré
a mamá desde Las Vegas!- gritó Bowie.
-¡Y
a mis padres!- gritó a su vez _____ acercándose a Joe.
-¡Llamaré
a todo el mundo!- volvió a gritar Bowie entrando en el helicóptero y girando
para decir adiós con la mano-. ¡Se llamará Bowina!- añadió riendo.
-¡Ni
lo sueñes, so tonto!- gritó Joe.
-No
te preocupes- dijo _____-, Nicole no le dejará salirse con la suya.
-Al
diablo si le deja o no. Soy yo quien no le deja.
_____
rió mientras el helicóptero se elevaba sobre la superficie del agua formando
olas.
-Puede
que no te pregunten.
-Es
posible, tampoco he sido de mucha ayuda- dijo mientras observaba cómo las luces
intermitentes se iban alejando en el cielo-. Gracias a Dios, Bowie y tú lo
hicisteis muy bien.
-Creo
que todo ha salido maravillosamente.
-¿Maravillosamente?
¿Conmigo desmayado todo el tiempo?
-Puedes
apostar a que sí. Sin ti Bowie ha brillado como nunca. Ha sido uno de sus
mejores momentos. Si te hubieras encargado tú de todo como siempre, él nunca
hubiera sabido que era capaz de enfrentarse a situaciones como ésta. Ahora lo
sabe.
Joe
calló ante aquel comentario. Estaba claro lo que estaba sugiriendo: que él
había sido la causa de que Bowie nunca se hiciera cargo de responsabilidad
alguna. ¿Cómo podía haberse hecho cargo de nada, se preguntó, si él siempre lo
apartaba a un lado? Apenas se veían las luces del helicóptero en el cielo.
-Bowie
va a ser un buen padre- comentó Joe por fin.
Podía
imaginar a su hermano acunando al bebé. Aquella imagen era como un puñetazo en
el estómago. Quería para sí lo que Bowie tenía. Lo quería con desesperación. _____
se quedó en silencio unos segundos mientras las luces del helicóptero desaparecían.
Luego,
por fin, dijo:
-¿Hubieras
deseado ir con ellos?
Le
costó tiempo comprender esa pregunta, y algo más aún comprender su situación.
Bowie, Nicole y el bebé iban de camino a Las Vegas. Él y _____ estaban...
solos.
De
pronto un estremecimiento lo recorrió pensando en lo que podría ocurrir. Ella
podía llenar su sensación de vacío interior. Quizá incluso era la única persona
del mundo capaz de hacerlo. Tenía el pelo revuelto a causa del aire que había
levantado el helicóptero, pero en ese momento sólo quedaba ya una ligera brisa.
-No,
no hubiera querido estar en ese helicóptero.
-¿No?-
volvió a preguntar elevando las cejas.
Los
recuerdos de lo sucedido aquella tarde llenaron de pronto su mente haciendo que
su sangre hirviera. Aquellos recuerdos, unidos a la necesidad de amar y de ser
amado, le hicieron sentir un deseo tan fuerte que tuvo que contener el aliento.
En los ojos de _____ se reflejó un brillo de deseo, una respuesta de anhelo, y
de pronto ambos se abrazaron, sus bocas se buscaron, sus manos tantearon y
acariciaron.
-Podría
tomarte ahora mismo- dijo él gimiendo-. Aquí, sobre esta maldita cubierta.
-Hay
diez camas ahí dentro- susurró ella metiendo una mano por sus pantalones-. ¡Oh,
sí! ¡Tócame ahí! Diez camas.
No.
Él no sentía deseos de hacerlo dentro, donde habían sucedido tantas cosas,
donde se había sentido tan débil que se había desmayado en medio de todo el
jaleo. Hizo un esfuerzo sobrehumano y se apartó de ella
-En
el techo. Sube. Lo haremos como digo yo.
_____
se quedó mirándolo sin poder apenas respirar.
-¿En
el techo? ¿Y por qué diablos quieres hacerlo en el techo?
Joe
la miró y de inmediato la imaginó mientras le hacía el amor bajo una bóveda de
estrellas.
-Quiero
ver tu cuerpo desnudo acariciado por la luz de las estrellas mientras estás
debajo de mí.
_____
suspiró. Él tiró del bikini quitándoselo en parte y sus pechos se estremecieron
mientras comenzaba a respirar con fuerza y lo miraba.
-¡Oh!-
exclamó.
-Y
quiero que mires para arriba y veas todo el universo mientras yo estoy dentro
de ti.
Los
labios de _____ se abrieron, pero en esa ocasión no exclamó nada. Él sonrió.
Por fin la había dejado sin habla. Merecía la pena haber dicho aquello, haberlo
hecho todo más lento, aunque sólo fuera por el placer de verla sin habla.
-¿Se
te ha comido la lengua el gato, _____? Pues será mejor que la encuentres:
también quiero sentir tu lengua lamiéndome, y tus labios presionando cada pulgada
de mi...
-Bien-
susurró ella sin aliento-. Te estaré esperando.
-¿En
el tejado?
-
No se me ocurre ningún otro sitio mejor.
Tampoco
a él, pensó mientras subía las escaleras llevando los sacos de dormir. Tenía
los preservativos en el bolsillo de los pantalones. Pero en el tejado no había
nadie. Echó al suelo los sacos y miró a su alrededor.
-¿_____?
-Quiero
acariciar tu cuerpo desnudo bañado por la luz de las estrellas- dijo ella.
-¿Dónde
estás?
-Y
luego quiero lamer cada una de las deliciosas pulgadas de tu cuerpo- añadió.
Su
voz le llegaba desde algún lugar más abajo.
-Entonces
tendrás que subir al maldito tejado, que es donde estoy.
-Y
quiero escuchar el eco de tus jadeos entre las paredes de estas rocas cuando
por fin ponga mis labios sobre tu piel...
-¡_____!-
gritó.
Escuchó
el eco de su llamada. Lo estaba volviendo loco. _____ apareció al fin. Se había
quitado el bikini y se había puesto la ropa interior más sexy que jamás hubiera
visto en la vida. Tenía pequeñas puntillas negras que apenas cubrían sus
pezones, como el triángulo entre sus piernas. Y llevaba además una jarra de
algo.
-Ya
vengo- susurró.
-Has
tenido que deslizarte como una serpiente para entrar en el barco sin que me
diera cuenta.
-Ah,
soy muy buena deslizándome- contestó alzando las manos entre sus pechos para
desabrochar el pequeño sujetador, que cayó al suelo-. Y debo decirte algo más
antes de que hagamos el amor. No soporto que nadie me de órdenes. Odio que me
manden.
Joe
la miró perdiendo ligeramente el equilibrio, como siempre le ocurría cada vez
que estaba con ella.
-¿Qué
hay en esa jarra?
-Pintura
de dedos.
-Pues
parece caramelo líquido.
-¿Sí?-
preguntó metiendo los dedos en la jarra y acercándose a él-. ¿Eso quiere decir
que no quieres pintar? Dijiste que te gustaba.
Sus
pechos se abultaron provocativamente al acercarse a él. La deseaba con ardor.
-Puede
que no tengamos tiempo.
-Te
dejaré pintar- añadió pintándole un círculo alrededor del pezón. Luego inclinó
la cabeza hacia un lado-. Me ha salido bonito, pero puedo mejorarlo.
Entonces
comenzó a hacer dibujos circulares sobre su piel acariciándolo con los dedos.
No podía creer que pudiera sentir aquella sensación. Sus sienes comenzaron a
latir mientras ella dibujaba. Y luego comenzó a lamerlo para borrarle la
pintura, murmurando de placer.
-_____...
Ella
levantó la cabeza sujetando la jarra de pintura.
-Lo
siento- dijo en voz baja y seductora mientras se lamía los dedos-. No pretendía
divertirme yo sola. Es tu turno- Joe agarró la jarra. El contacto de la pintura
era cremoso, pecaminoso. _____ se echó el pelo para atrás por encima de los
hombros y se abrazó los pechos con ambas manos-. Aquí tienes el lienzo.
Joe
dejó la jarra a los pies. Luego se puso recto y comenzó a pintar, dibujándole
la parte superior de un bikini. Sus pezones se pusieron erectos mientras él giraba
los dedos y alisaba la pintura sobre su piel. El placer visual y táctil de
pintar sobre sus pechos lo volvió loco. Lo estaba seduciendo y excitando
proporcionándole la sensación más dulce que jamás hubiera imaginado sentir. Por
fin no pudo esperar ni un segundo más. Apartó sus manos y abrazó sus pechos
para probar su obra de arte.
-¿Está
bueno?- preguntó ella en un murmullo, arqueándose.
-Mmm-
contestó mientras lamía y se iba volviendo loco lentamente-. Mmm.
No
sabía cómo habían llegado a colocarse así, pero estaban de rodillas el uno
frente al otro mientras él continuaba besándole los pechos. Estaba tan
concentrado que ni siquiera se dio cuenta de que ella le desabrochaba el
pantalón y le bajaba la ropa interior. Entonces _____ exigió volver a pintar, y
de pronto se encontró a sí mismo tumbado boca arriba bajo las estrellas. Y tuvo
la primera erección de pintura de dedos de su vida.
Joe
escuchó el eco de sus gemidos contra las paredes del cañón de piedra mientras _____
disfrutaba acariciándolo, comparándolo favorablemente con la mejor chocolatina que
hubiera comido nunca. A través del increíble éxtasis de aquella incursión llena
de mordiscos, Joe luchaba por mantener de algún modo el control.
-Creo
que ya se ha pasado la hora del aperitivo- dijo él al fin gimiendo mientras la
apartaba de su cuerpo para robarle besos con los labios y la lengua -. Eres
terrible.
-¿Y
eso es bueno?- murmuró ella lamiendo su labio inferior.
-Bueno
es un adjetivo que se queda corto- contestó Joe haciéndola rodar para ponerla
boca arriba-. Pero no quiero pintar más.
-¿Es
hora de jugar a otra cosa?
-Sí,
al juego más antiguo del mundo- contestó deslizando la mano bajo las puntillas
de su ropa interior mientras lamía los restos de pintura de su pecho-. Mejor
aún que el chocolate.
-Tendrás
que demostrármelo.
-Encantado-
respondió conteniendo el aliento mientras deslizaba los dedos por sus
profundidades más húmedas e íntimas. Pronto notó que _____ respondía con temblores.
Entonces comenzó a lamer el lóbulo de su oreja mientras la acariciaba, y un
nuevo temblor la sacudió-. No creo que me vaya a costar mucho.
-¡Ha!
Estoy más fría que... un hielo- contestó con respiración desigual-. Si tú
puedes seguir así eternamente, yo también puedo.
-Yo
tengo una razón para seguir así eternamente-. _____ se sacudió otra vez. Podía
sentir su pulso en los dedos-. Tú no.
-Orgullo-
susurró ella-. ¡Oh, Joe, es...! No quiero que pienses que... oh... que pienses
que soy una... chica fácil.
-Nunca
lo he pensado.
Joe
posó sus labios sobre los de ella y bebió sus protestas mientras la llevaba
hasta el límite. Entonces le quitó la ropa interior y alcanzó sus pantalones.
-He
perdido mi orgullo- murmuró _____ mientras él se ponía el preservativo-. Aún te
deseo.
-Esperaba
que fuera así- contestó él acunando su cabeza con un brazo mientras se ponía
encima de ella y se colocaba entre sus muslos. Su corazón latía con frenesí
sólo de pensar que por fin iba a enterrarse en ella, en su calor. La miró a los
ojos, a aquellos ojos inteligentes, divertidos y apasionados-. Me alegro mucho
de que aún me desees.
-Te
deseo- dijo ella tomándolo de las caderas y haciéndolo bajar-. Muéstrame el
universo, Joe.
Él
presionó con fuerza, hasta el fondo. Pensó que su corazón iba a pararse ante el
éxtasis de aquel instante. La miró y creyó que estaba tan extasiada como él,
pero las sombras le impedían ver su semblante.
-Me
gustaría ver tu rostro- murmuró.
-No
puedes, es de noche- contestó ella después de tragar respirando con temblores.
-Gracias,
Einstein- dijo él en voz baja inclinándose para besarla-. Bueno, mañana sí podré.
Joe
se echó atrás para volver a enterrarse en ella de nuevo, y al hacerlo _____
levantó las caderas ondulándose para recibirlo. Aquel movimiento le hizo gemir
de placer. Era la unión más sensual que nunca hubiera conocido.
-Mañana...
tenemos que mover... el barco- dijo ella entre respiración y respiración.
-¿Y
a quién le importa el barco?- contestó él abandonándose al exquisito placer de
aunar su ritmo al de ella y descubrir cuáles eran los movimientos que incrementaban
sus gemidos.
Vagamente
se dio cuenta de que había vuelto a abandonar toda responsabilidad una vez más,
y pensó que aquello se estaba convirtiendo en un peligroso hábito. Entonces
ella lo apretó en su interior y comenzó a gritar su nombre, y ya nada le
importó. El placer y la satisfacción invadieron toda su mente hasta que finalmente
el júbilo del momento culmen resonó sobre las paredes de piedra del cañón
refluyendo sobre la noche estrellada.