Capítulo 19
_____
llamó por teléfono a sus padres desde la antesala del consultorio de urgencias.
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Veinte minutos más tarde su padre entró por
la puerta que había al fondo del pasillo.
-¿No ha venido mamá? -preguntó _____ cuando
acudió a su encuentro.
-Quería venir, pero la convencí de que no lo
hiciera -su mirada cansada recorrió su
uniforme de Suds y Subs, pero no hizo ningún
comentario-. ¿Cómo está Danny?
-Creo que está bien, papá. Muy asustado, pero
bien.
Un estremecimiento sacudió la elevada figura
de su padre. Sacó su pipa del bolsillo con
gesto nervioso, la miró y volvió a guardarla.
-¿Sabes qué sucedió?
-Más o menos. Supongo que Joe planeaba
entregar un informe a la OSHA esta
tarde, después de trabajar. Danny trató de
convencerlo de que no lo hiciera y entonces
ellos... -dobló los brazos con fuerza
alrededor de su cuerpo-. Pelearon. Creo que fue... -se
detuvo- sé que fue por mí.
Algo semejante a un gruñido sonó en lo más
profundo de la garganta de su padre.
-Te dije que ése hombre era un problema. Te
advertí que no te mezclaras con él.
-No, papá -_____ soltó los brazos y se encaró
a él, echando un poco la cabeza hacia
atrás. Pensó en lo que Joe había arriesgado
hoy, en lo que todos los hombres arriesgaban
todos los días y encontró valor-. Joe no es
el culpable. El trabajo era peligroso. Danny lo
sabía y no quiso cambiar nada, ni siquiera
después de que yo le supliqué que lo hiciera -
tragó saliva y apretó los puños-. Tú también
lo sabías, ¿verdad?
La mirada de él titubeó y terminó por
desviarse de ella, hacia el pasillo, como si buscara
allí respuesta a su pregunta.
-_____, tú no tienes idea de cómo es este
negocio -empezó a decir.
-Eso no es una respuesta, maldita sea -lo vio
estremecerse al oírla pronunciar
una maldición. Jamás lo había hecho delante
de él y nunca antes lo había desafiado de
una forma tan directa-. ¿Sabías que los
cables estaban gastados? -insistió con voz
tensa-. ¿Sabías que no les daban gafas de
protección y que los rieles nunca eran subidos
a tiempo? ¿Por qué no había una barandilla de
protección en el piso veinte, papá? -dijo,
casi llorando-. ¿Por qué?
Él la miró de frente, con sus ojos azules
llenos de dolor.
-Yo no quería que tú te enteraras de esto. Se
suponía que tú eras profesora
universitaria -hizo un gesto amplio con la
mano-. Que estabas por encima de todo esto.
--¡No lo estoy! ¡No soy mejor que ninguno de
el los! -lo miró a través de sus
lágrimas-. Tú lo sabías, ¿verdad? -murmuró-
Sabías lo que Danny estaba haciendo.
Él torció la boca.
-¿Cómo crees que hubiéramos conseguido ese
maldito contrato? Ahí afuera se
disputan el trabajo como perros y gatos...
las compañías ofrecen precios muy bajos,
recortan costos, pelean por todos los
negocios...
-¡Papá, nosotros somos ricos! No tenemos que
luchar ya de ese modo.
Él se pasó una mano por el rostro demacrado.
-Sí, ángel, tenemos que hacerlo -dijo en voz
baja.
-¿Qué quieres decir?
-Estoy lleno de deudas. Grandes deudas. Danny
también -bajó la cabeza.
-Pero... pero mamá me dijo que la casa estaba
totalmente pagada, igual que la
de la montaña. Y vosotros hacéis frecuentes
viajes, y me ayudáis con el alquiler y... -
_____ trató de pensar en más pruebas que
desmintieran la declaración que ella no
quería escuchar. ¿Sus padres endeudados?
La sola idea produjo temblores en gran escala
a través de los cimientos mismos de
su seguridad.
-Tuve que hipotecar la casa... las dos casas,
para seguir en el negocio -dijo su padre,
mirándola con expresión resignada-. Tu madre no
lo sabe y será mejor que no se
lo digas.
-Pero, ¿cómo? ¿Cómo sucedió eso?
Él suspiró y miró de nuevo hacia el pasillo.
-Esto y aquello. Yo iba bien, pero no tan
bien como hubiera querido. Tu madre
se merecía cosas... viajes y mejores ropas.
Luego Danny se casó con Gwen y
naturalmente decidió que Gwen necesitaba
cosas, también. Me pidió mayor salario,
después uno mayor todavía. Empecé a dejar más
y más responsabilidad del negocio a
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Danny, por el alto sueldo que estaba
recibiendo -sonrió débilmente-: entonces,
tuve tiempo disponible, y tu madre quería más
viajes.
_____ se encogió al pensar en el dinero que
ella había aceptado para sus estudios,
la cantidad mensual que su padre le daba y
que le ayudaba a pagar la renta, el Corvetee
rojo que era un lujo más allá de las
posibilidades de su padre, pero que le había regalado de
todas formas.
-Deberías habérmelo dicho. Yo hubiera podido
pagar mis estudios. Escucha, no
es demasiado tarde. Tal vez no ayude mucho,
pero puedo empezar a pagarte lo que
has gastado en mí.
-¡No!
La rotundidad de la respuesta de él la
asombró tanto que guardó silencio.
-Estoy más orgulloso de haberte podido dar
una carrera universitaria que de
cualquier otra cosa que haya hecho nunca
-dijo, mirándola furioso-. No me quites
eso. Te he empujado hasta ahí, ángel, te he
llevado más arriba que todos nosotros,
y pase lo que pase, esa educación es tuya.
¡Te la ganaste! -su voz tembló al agregar-
Excepto que ahora quieres a un maldito
obrero.
_____ recibió de buena gana el discurso de su
padre, porque le permitió reunir sus
ilusiones destrozadas. Ella había pensado, al
enfrentarse a él y a sus prejuicios, que
estaba luchando contra alguien protegido por
el éxito material y la satisfacción de haber
logrado un lugar seguro para sí mismo en su
familia. En cambio, el mundo de su padre
estaba a punto de venirse abajo y en un
desesperado intento de evitar eso, él había
hipotecado no sólo sus propiedades, sino su
integridad.
Ella no había comprendido que el que
financiara a escapatoria de ella del mundo
de los trabajadores era su único motivo real
de orgullo. Con razón él había
reaccionado con tanta fuerza cuando ella
amenazó con privarlo de ese consuelo, a
través de su relación con Joe. Durante años
había sentido el peso de los sueños que su
padre tenía para ella, pero nunca la habían
oprimido, hasta ahora.
_____ avanzó y tocó su brazo.
-Agradezco todo cuanto has hecho por mí.
Disfruté cada minuto de mis estudios y
el ser ahora profesora es enormemente
satisfactorio. No pienso renunciar a eso.
Él la miró, como si quisiera creerla.
-¿Y qué me dices de Tucker?
-Me temo que Joe y yo hemos terminado -dijo y
vio la expresión de triunfo de su
padre--. Pero si él cambiara de opinión y me
aceptara de nuevo, correría sin titubeos a
sus brazos -añadió en voz baja-. Lo amo,
papá.
El triunfo de su padre desapareció.
-No es el tipo de hombre que quiero para ti,
ángel.
-Sí, sí lo es. Sólo que no te das cuenta de
ello, eso es todo. Joe es inteligente,
bueno, creativo y honrado. También es muy
valiente. Hay muchos hombres con
títulos universitarios, que yo conozco, a los
que no podría describir así -le apretó el brazo y lo
miró a los ojos-. Después de todo el dinero
que gastaste para mejorar mi intelecto,
deberías escuchar lo que he aprendido -dijo
con una leve sonrisa-. Y he aprendido que no
puedes juzgar a alguien por el número de años
que ha pasado en el colegio.
La expresión de él reflejaba la tremenda
lucha que estaba teniendo lugar en su cabeza.
-Yo quiero un tipo que te valore, que te dé
cosas bonitas -insistió testarudo.
-Papá, las mejores cosas que un hombro puede
darme son lealtad y devoción, y
he descubierto que eso no tiene nada que ver
con los títulos universitarios. He
conocido personas este verano que me hacen
sentirme orgullosa de ser su amiga. Y yo
misma tendré que ser muy especial para estar
a su altura.
-¡Bah! Esos patanes no...
-No son patanes. Bueno, conozco a un patán
-corrigió, al recordar a Jake-, pero la
mayor parte es gente sensacional. No permitas
que la admiración que sientes por la
educación te ofusque, papá.
Lo vio luchar con sus prejuicios. Él adoraba
la educación universitaria porque nunca la
tuvo. Y ella había adoptado muchas de sus
actitudes, que era una de las razones por la que
no se atrevía a maltratar un libro. Ese
verano le había abierto los ojos a sus propiás
ideas preconcebidas.
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-Sabes, esto no tiene mucho sentido -dijo su
padre por fin-. Has pasado muchos
años estudiando y ahora me dices que lo que
has aprendido es que la educación no
importa nada. ¿Eso es lo que te mandé a
estudiar?
A pesar de sí misma, _____ sonrió.
-La educación importa -dijo-. Lo que pasa es
que no es la única cosa que
importa. Es todo lo que estoy diciendo. Y no
aprendí eso en la universidad. Lo
aprendí este verano, trabajando en un bar.
-Huum. Ese bar -inspeccionó su vestuario de
nuevo-. Dos títulos
universitarios y andas por ahí vestida como
una... vestida así. Es una vergüenza,
ángel.
-A mí también me desagrada esta ropa, papá,
si esto te hace sentirte mejor.
-No mucho. Todos esos tipos que te miran...
hizo una mueca
-Siempre ma han tratado con respeto.
-¡Y más les vale que lo hagan...! Si supiera
que uno de ellos...
-No te preocupes -dijo _____, pensando que
sus días en el bar habían concluido, de
todas formas.
-Se me acaba de ocurrir algo -dijo su padre,
como si siguiera el curso de los
pensamientos de ella-. Si los hombres te
vieron subir a la ambulancia con Danny, ¿no
sospecharán quién eres?
-Supongo que estas alturas todos saben quién
soy. Se lo dije a Mike, así que con toda
probabilidad él hizo correr el rumor. Ése es
el fin de mi proyecto para este verano.
Su padre movió la cabeza.
-Yo sabía que iba a resultar un desastre
-comentó, pero su tono era más ligero.
_____ se acercó y besó su mejilla arrugada.
-Ha sido parte de mi educación.
-Huum -repitió su padre y bajó la mirada
hacia ella. La ternura acostumbrada volvió a
brillar en sus ojos-. Así que ese tipo por el
que estás loca, ese Tucker, ha pasado a la
historia, ¿eh?
-Eso creo -_____ desvió la mirada, cuando el
dolor la invadió de pronto.
-¿Quieres que hable con él?
Asombrada, ella observó la expresión de su
padre, para ver si lo decía en serio. Y lo decía
muy en serio.
-¡Oh, papá! -lo abrazó, con un nudo en la
garganta a causa de su inesperada y
generosa oferta. La había estado escuchando-.
Eres maravilloso -dijo, mirándolo a la cara-. Y
si yo pensara que eso serviría de algo, te
tomaría la palabra. Pero no creo que el hablar
contigo le hiciese cambiar de opinión. Es un
gran tipo, pero también es... bueno, testarudo.
-Entonces, tal vez sea mejor que no te
comprometas con él. Ya tenemos demasiados
testarudos en la familia, incluyéndote a ti.
_____ lo abrazó de nuevo.
-Eso es verdad -se detuvo-. ¿Qué vas a hacer?
preguntó titubeante-. Respecto al
dinero, quiero decir.
Su padre suspiró.
-Vamos a tener que hacer algunos cambios. Voy
a trabajar de cerca con Danny, para
asegurarme que haga los cambios adecuados y
ponerlo de nuevo en el buen camino.
Espero que no perdamos dinero en este
trabajo, pero si lo perdemos, no hay remedio. Él va
a tener que frenar a Gwen, va a tener que
dejar de gastar tanto dinero en ella. Y yo...
supongo que será mejor que le diga algunas
cosas a tu madre.
-Ella te apoyará, papá.
-Sí, lo sé. Es toda una mujer. Cuando me
estabas diciendo esas cosas de lealtad y
devoción, pensé en ella. Creo que sé de lo
que estás hablando.
-Me imaginé que lo sabrías, si tú mismo te
dabas la oportunidad -miró por encima del
hombro de él, al ver salir a una enfermera de
la sala de urgencias y llamarlos con una señal.
-Creo que ya podemos llevarnos a Danny a casa.
-Estupendo --caminó junto a ella por el
pasillo-. Iremos a casa y tendremos una
buena comida. Eso siempre...
-Papá, no puedo.
-¿Por qué no?
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-Si no te importa, me gustaría que me dejaras
en Suds y Subs.
-¡Claro que me importa...! ¿Por qué volver ahora?
Esos hombres te van a hacer pasar
un mal rato.
-Tal vez, pero les debo una explicación
-¡Claro que me importa...! ¿Por qué volver
ahora?
-¡No les debes nada en absoluto! No vuelvas,
ángel.
-Tengo que hacerlo, papá. Si tú no me llevas,
tomaré un taxi.
Su padre lanzó un bufido.
-No me vengas con ésas. Yo te llevaré -la
miró y suspiró-. Como te he dicho, hay
demasiados testarudos en esta familia.
Por primera vez desde el día en que había
sido contratada, _____ entró en el bar por la
puerta principal. Mónica la vio
inmediatamente y corrió hacia ella.
-¿Cómo está tu hermano? -preguntó en voz
baja.
-Bien, pero, ¿para qué hablar en voz baja?
Todos saben ya el secreto, ¿no?
-Nadie lo sabe, a menos que tú se lo digas
-aseguró Mónica-. Joe no ha dicho nada y
yo le advertí a Mike que le rompería la
crisma si se lo decía a alguien. Hasta donde yo sé,
no lo ha hecho.
_____ se detuvo.
-¿Y qué van a pensar que abrazase a Danny y
me fuera con él?
-Si alguien me lo pregunta, voy a decirles
que estás estudiando sicología en la
universidad y que sabes cómo manejar los
estados de shock, como el estado en que
estaba el niño Danny después de caer.
A pesar de la agitación que le producía estar
allí, en la misma habitación que Joe, _____ no
pudo menos de sonreír ante la imaginación que
estaba demostrando Mónica.
-Así que puedo seguir como antes, con el
estudio y todo lo demás.
-Así es -Mónica pareció satisfecha consigo
misma-. Todo está arreglado.
_____ miró a su alrededor, el salón lleno de
humo y de la gente que ella había
aprendido a querer. Mike, que debía estar
ardiendo en deseos de compartir con los
demás su descubrimiento, le guardaría el
secreto, al igual que Mónica, a pesar de su
natural afición al chismorreo. Y Joe. Ella no
tenía la menor duda al respecto. Joe jamás la
traicionaría.
Volvió la mirada a Mónica.
-Gracias por protegerme -dijo-. Nunca lo
olvidaré.
-Para eso están los amigos.
-Lo sé -_____ respiró hondo-. Por eso se lo
voy a decir a todos, de cualquier
modo.
-¿Vas a hacer eso? -Mónica la miró desolada-
Y luego supongo que renunciarás al
trabajo.
-Si eso es lo que quieren todos que haga, lo
haré.
-Oh, Em.
-Tengo que decírselo, Mónica. Son mis amigos,
y no puedo seguirlos engañando más
tiempo.
-Pero tú eres investigadora, ¿no?
-Prefiero ser un ser humano.
Mónica sacudió la cabeza.
-Caramba, me siento muy confundida.
-No te preocupes -_____ rodeó con un brazo
los hombros de su amiga-. Nos pasa a
todos, especialmente a mí. Esta vez, sin
embargo, no estoy confundida.
Fue hacia la barra y pidió a Bailey un vaso y
una cuchara. Luego se dio la vuelta y golpeó
el vaso con la cuchara hasta que todos en el
bar dejaron de hablar.
-Siento mucho interrumpir vuestro descanso,
especialmente hoy, cuando estoy segura de
que todos necesitáis relajaros un poco -dijo
y la mayor parte de los hombres se echó
a reír-. Pero hay un par de cosas que quiero
que sepáis -se detuvo un momento y
entonces continuó-: Primero. Yo acepté este
trabajo porque soy profesora de sociología
en la Universidad de Arizona y pensaba
escribir un documento sobre cómo los
trabajadores del hierro interactúan unos con
otros, después del trabajo.
126
Miró primero a los hombres que no conocía muy
bien, porque le era más fácil, y
al notar que muchos de ellos no comprendían
lo que estaba diciendo, añadió:
-En otras palabras, mi estudio era sobre los
patrones en los que caéis cuando
venís aquí... los líderes, los bromistas,
cómo todos elegís siempre el mismo sitio para
sentaros...
-¿Estás estudiando eso? -preguntó en voz alta
un hombre del lado del bar que
atendía a Mónica-. ¿A quién diablos le
importa una cosa así?
-A los sociólogos -contestó _____-. Quieren
saber cómo se relaciona la gente y
por qué.
-Eso me suena como lo que hizo esa señora que
se fue a la selva a estudiar a
los gorilas -dijo otro hombre. Su comentario
fue seguido por unas risillas inquietas.
-Supongo que sí -admitió _____-, y después de
haber trabajado aquí por algún
tiempo y de haberme hecho amiga de muchos de
vosotros, he decidido que os debo la
cortesía de deciros lo que estoy haciendo, en
lugar de ocultarlo.
Los hombres murmuraron entre ellos por unos
segundos, antes de que Rooster
hablara por primera vez.
-¿Y quieres seguir haciendo este estudio?
-Pienso que eso depende de vosotros -miró a
Bailey-. Y de mi jefe, por
supuesto.
Bailey parecía un poco atontado.
-A mí ni me importa, supongo -dijo por fin-.
Mientras sirvas las bebidas sin
derramarlas.
Varios de los hombres se rieron y siguieron
más murmullos, antes de que alguien
sugiriera que sometieran a votación si
querían o no que _____ siguiera con su proyecto.
-Antes de que lo hagáis, será mejor que
oigáis otra cosa que tengo que
deciros -exclamó _____. Tragó saliva. Esa
parte sería más difícil, mucho más.
-Bueno, pues dila de una buena vez -la
apremió Rooster, impaciente.
-La mayoría de vosotros sabéis que me llamo _____
Johnson -dijo mientras le
empezaban a sudar las manos. Se permitió
mirar hacia Joe, esperando ver una
expresión pétrea. En cambio, estaba
sonriendo. ¡Sonriendo! Continuó con valentía,
enviando su confesión directamente hacia Joe-.
Soy la hija de Dan Johnson -
concluyó.
Esa vez el salón se quedó sumido en el
silencio total. Varias bocas se quedaron
abiertas y muchos pares de ojos la miraron
con intensidad hostil.
-Supongo que ya no tenemos que votar -dijo
alguien-. No queremos a un
Johnson aquí.
Siguieron varios murmullos de confirmación.
_____ bajó la mirada. No podía haber esperado
otra reacción, considerando el ánimo
de los hombres ese día. En el curso del
tiempo, cuando su furia se hubiera
disipado un poco, después de que su padre hiciera
los cambios que le había
prometido, habría encontrado una respuesta
diferente. Pero ella no podía esperar
días, tal vez semanas enteras. Por su propio
bien, tenía que acabar con el engaño
en ese momento.
Entonces la voz de Joe rompió el pesado silencio.
-Esperad un momento.
_____ levantó la mirada sorprendida. Joe caminaba
hacia ella, con el rostro todavía
manchado de mugre y sudor, con la camisa rota
por el accidente. Era el hombre más
guapo que había visto en su vida.
Se puso de pie junto a ella y se volvió hacia
sus compañeros.
-Antes de que decidáis echar a _____ de aquí,
debéis saber que ella estuvo siempre
de parte nuestra. Se enfrentó a su hermano y
le dijo que hiciera cambios, y cuando él no
quiso hacerlos, llamó por teléfono a su padre
y lo hizo interrumpir sus vacaciones para que
volviera a casa.
-Oye, Comelibros, ¿por qué íbamos a creerte?
-preguntó un hombre-. A ti te
gusta la chica. Dirías cualquier cosa por
ella.
-Cuidado con esa boca -dijo Mando, poniéndose
de pie para colocarse junto a Joe-.
No llaméis mentiroso a mi amigo.
127
-Es verdad -intervino Rooster, caminando para
colocarse al otro lado de _____-. Y
esta chica a mí me parece muy bien. Y no me
importa si está emparentada con el diablo
mismo.
-Eso es muy posible -gritó alguien, con el
acompañamiento de más risas.
-Yo estoy de parte de ella también -dijo
Smiley, dejando el reservado para ponerse
junto a ellos.
-Y yo -añadió Al, siguiendo su ejemplo.
-Lo mismo digo -Mike se unió al grupo
creciente que rodeaba a _____.
_____ se sintió emocionada.
-Gracias -dijo con voz ahogada.
-Oh, dejémosla que siga aquí -opinó alguien
del lado del bar que atendía Mónica.
-Sí -acordó otro-. Ya se ha hablado demasiado
y es hora de que sigamos con
nuestros tragos.
Después de un coro de confirmaciones, Joe se
volvió hacia _____.
-Creo que ya tienes la respuesta.
Ella no pudo hablar. Se limitó a mirarlo y a
rogar que la expresión que veía en sus ojos
significara lo que ella esperaba que
significara.
-Acabo de hablar con Bailey y aceptó darte
libre el resto de la noche -murmuró
Mónica, acudiendo a su lado-. Aquí tienes tu
bolso -dijo, poniéndolo en la mano de
_____-. Si yo fuera tú, saldría corriendo de
aquí, antes de que cambiara de opinión.
_____ volvió la mirada hacia Joe, con
expresión interrogante.
-¿Tú querrías...?
-Sí -dijo él y la guió hacia la puerta.
Cuando salieron, las sombras de la tarde,
proyectadas por los altos edificios, cubrían la
calle casi totalmente desierta, pero el aire
pendía polvoriento y caliente alrededor de ellos.
La reacción a todo lo que había sucedido
empezaba a hacer que _____ sintiera las rodillas
como si fueran de goma, y se alegró de que Joe
sostuviera con firmeza su brazo.
-Iremos en mi coche -dijo, impulsándola hacia
la obra.
Ya frente a la construcción, ella redujo el
paso y miró hacia el piso número veinte.
-Joe, estuviste a punto de...
-Pero no sucedió nada -la interrumpió él,
rodeando la cintura de ella con un brazo,
para pasar deprisa frente al gigantesco
esqueleto-. Eso es lo unico que importa. En
cuestión de segundos estaba en el coche de
él, avanzando hacia el norte, hacia el
apartamento de ella. Él tomó su mano y la
apretó con fuerza entre la suya.
-Gracias por defenderme en el bar -empezó a
decir ella, todavía no muy segura de
cuál era la posición de él-. Estaban listos
para condenarme por mi apellido.
-Sí, bueno, yo lo comprendía. Hubo una vez en
que yo pensaba lo mismo que ellos.
-Pero, ¿ya no?
-No, ya no.
-Debido a mi confesión en el bar, ¿no es
cierto? Te vi sonreír.
Él la miró.
-¡Caramba, eso fue sensacional! Me sentí muy
orgulloso de ti. Pero no, no fue eso.
Yo... aun si no hubieras vuelto al bar, yo
habría venido a buscarte esta noche. Estaba
dispuesto hasta a ir a la casa de tus padres,
si era necesario.
-¿Lo hubieras hecho,
-Sí. ¿Sabes? Cuando te vi abrazando a Danny,
consolándolo, algo estalló en mí.
Comprendí cuánto lo querías y cuánto querías
a tu familia. Tu amor por ellos tiraba de ti
hacia un lado... y yo estaba tirando hacia el
otro.
-Sí -admitió ella, con el corazón henchido.
Él entrelazó los dedos en los de ella y se
llevó su mano a los labios.
-En cierta forma -dijo, besándole las yemas
de los dedos- estabas pasando
emocionalmente lo que yo había pasado en un
plano físico, cuando estuve a
punto de partirme en dos. Con razón no
querías decirme quién eras y exponerte a ese tipo
de dolor.
La tensión se fue disolviendo en ella con
cada palabra de comprensión y se relajó contra
el asiento.
-Oh, Joe.
128
-Por lo que a mí respecta, la guerra ha
terminado -continuó él-. Pretendo hacer las
paces con tu familia y espero que estén
dispuestos a aceptar de mis manos la rama de
olivo.
-Creo que lo harán -contestó ella, apoyando
la cabeza en el asiento y volviéndose
para mirarlo con adoración-. Después de todo,
trataste de salvar la vida de Danny.
-No sabes lo que sentí, cuando pensé...
Ella oprimió su brazo.
-No pensemos en eso ahora. Lo peor no
sucedió.
-Pero estuvo muy cerca de suceder. Demasiado
cerca.
-Lo sé -_____ frotó su brazo.
-Él está realmente bien, ¿no?
-Sí. Y una vez que se le haya pasado el
susto, dentro de algunas horas, estará
mucho mejor. Por cierto, tuve una
conversación con mi padre en el hospital y, aunque tú
no lo creas, se ofreció a interceder por mí
para que me perdonaras.
Joe se echó a reír, sorprendido.
-¿De verdad?
-Sí, y le dije que eras demasiado testarudo
para escucharlo.
-Sí, es verdad que lo era. Pero ya no. Tu
padre y yo vamos a ser amigos; _____. Estoy
decidido a que eso suceda.
_____ se rió feliz.
-Entonces supongo que así será. Estoy
aprendiendo deprisa lo decidido que eres.
-Qué bien, porque también estoy decidido a
que nos casemos este verano.
El pecho de ella se contrajo
-¿Este verano?
-¿Es demasiado pronto? ¿Crees que tus
padres...?
No -dijo ella mientras la alegría se
sobreponía a todas las demás reservas-. Con
toda probabilidad no habrá problemas con
ellos. De cualquier modo, ésta es nuestra
decisión. Su opinión no importa realmente
-sonrió al comprender la verdad que había en esa
declaración-. ¡No importa! ¿Sabes lo que
significa que yo diga eso?
-Sé lo que significa para mí -declaró él,
volviendo a apretar su mano-. ¡Dios mío, cuánto
te amo!
-Y yo a ti. Pero, Joe, ¿estás seguro de que
podemos casarnos ahora? Pensé que
querías esperar hasta que se licenciara tu
hermano.
-No puedo -dijo él, sonriendo-. Te quiero
demasiado. Y nos las arreglaremos
financieramente, aunque siga ayudando a Curt
y a mi madre... si renuncio a mis ideas
grandiosas sobre cómo viviremos.
-Joe, e so no...
-Sí, pero yo quería que fuera perfecto... una
casa, buenos ingresos, todo. Por fin
comprendí que el tenerte conmigo todos los
días es bastante perfecto. No quiero más. Así
que, ¿tú qué dices?
-¡Yo digo sí! No me importa dónde vivamos, lo
que comamos, ni qué clase de coche
usemos. Sin duda, tú debes saber eso a estas
alturas.
Entró en la zona de aparcamiento del conjunto
de edificios donde estaba el apartamento
de ella.
-Sí, lo sé -dijo él, aparcando el coche y
sonriéndole-. Por fin lo sé.
-El sol se está poniendo -murmuró _____-.
¿Quieres quedarte aquí a verlo?
-No -contestó él, cuando llegaron a la
puerta.
Ya en el dormitorio de ella, Joe titubeó por
primera vez desde que salieron del bar.
-Debo darme una ducha... -comentó-, después
del día que he tenido y la forma
en que...
-No te atrevas a hacer eso.
Terminó de desnudarse y abrió la ropa de la
cama.
-Pero, _____.
-¿No comprendes, hombre sucio, sudoroso y
maravilloso? Te amo así. Ahora, quítate
esa ropa y ven a la cama.
-Sí-í-í, señora -dijo él con lentitud,
siguiendo sus órdenes y acostándose junto,a
ella-. ¿Algo más, señora?
129
-Bésame.
-,En algún lugar especial?
-En todo lugar especial.
-Eso puedo hacerlo.
_____ suspiró mientras él cubría sus senos de
besos. Los ojos de ella se nublaron de
lágrimas ante el tierno contacto de sus
manos, manos que en otras ocasiones podían
cerrarse como tentáculos sobre gigantescas
vigas de hierro. Acarició los ondulantes
músculos de sus brazos y su espalda y sintió
la fuerza que era capaz de colocar esas vigas
en su lugar... o de salvar una vida.
-Eres tan valiente -murmuró ella.
Él siguió besándola hasta llegar a sus labios
y la miró a los ojos.
-No más que tú.
-Yo no soy valiente.
-Ah, claro que lo eres -rodeó su rostro con
una mano-. El revelar esta tarde tu
identidad... requirió mucho valor.
-Sí, pero te tenía a ti ahí. Cuando estabas
en el piso veinte, estabas solo.
-No. Tú estabas conmigo -la miró con
intensidad a los ojos-. Cuando todo pasó,
comprendí que siempre lo estarías, sin
importar lo mucho que intentara alejarte de mí.
Estaba librando una batalla perdida, al
tratar de no amarte -frotó la nariz contra el
cuello de ella.
-Me alegro de que hayas perdido la batalla
-murmuró ella, estremeciéndose de
placer bajo el asalto de sus labios.
-No fue una batalla muy larga -susurró él
entre un beso y otro.
-Ni tampoco lo será ésta -contestó _____,
jadeante-. Por favor, Joe... ámame.
-Te amo.
-No, ahora. Tú sabes...
-Sí, lo sé -dijo Joe, deslizándose junto a -ella y sonriendo con
picardía-. Después de
todo, ése es mi trabajo... hacer buenas
conexiones.
-Demuéstramelo.
-Con tanta frecuencia como tú gustes -musitó
él, moviéndose sobre ella, para
unirlos
en un candente esplendor.
FIN