Considerándolo
todo, pensó _____, Joe tenía por delante un trabajo ímprobo intentando llevar
el barco hasta el muelle. Entró un poco deprisa haciendo que chocara
ligeramente la proa, pero sólo se abrieron unos cuantos armarios y algunas
cosas salieron volando, eso fue todo. El viento hacía difícil mantener el rumbo,
y tenía que ir a bastante velocidad para no chocar contra otras barcas al
entrar en el muelle.
Él
y Bowie se dirigieron a la tienda a probar suerte. Nicole no dejaba de decir
que no hacía falta volver.
-Deja
que te cuiden- contestó _____ mientras se sentaban en cubierta y observaban la
actividad del muelle-. A los hombres les encanta. No todos los días tienen
oportunidad de cuidar de una embarazada.
-Sí,
parece que les encanta. En el avión, cuando veníamos hacia aquí, Joe me contó
que en una ocasión tuvo que ayudar a una mujer a dar a luz junto a un íntimo
amigo. Les pilló una tormenta de nieve cuando iban de camino hacia el hospital.
Y creo que le causó un impacto fortísimo. Siente un pavor reverencial ante los
partos.
-No
bromees, supongo que cualquiera lo sentiría y recordaría una cosa así. Aquella
pobre mujer debió sentir pánico.
-Seguro.
Me alegro de que mi bebé vaya a nacer antes de las tormentas de nieve de
Chicago- contestó Nicole poniéndose una mano en la espalda.
-¡Pero
qué tonta soy! Tengo el remedio perfecto para tu espalda y aquí estoy, sin
enseñártelo- dijo apartando la silla y sentándose en el suelo-. Ven a sentarte aquí
conmigo.
-¿Y
no deberíamos de ir dentro para hacerlo? -rió Nicole.
-No,
el suelo de la cubierta es más cálido. Te sentirás mejor aquí. Venga.
-Eres
la persona más desinhibida que conozco. Está bien, pero me niego a hacer ese
ejercicio en el que pones las manos y los pies juntos para levantar el pompis
en el aire.
-No
tendrás que hacerlo- contestó _____ esperando a que su hermana se sentara junto
a ella-. Ahora levanta las rodillas todo lo que puedas, todo lo que tu tripita
te deje, y abrázatelas lo mejor que puedas.
-Lo
cual no es mucho.
-Es
suficiente. Ahora, con suavidad, dobla la espalda hacia adelante y hacia atrás,
así.
-¡Oh,
_____!- exclamó mientras seguía sus indicaciones-. Me siento mucho mejor. Es
como si me dieran un masaje.
-Te
lo dije- contestó _____ doblándose en sincronía con su hermana-. Cierra los
ojos. Eso te ayudará a concentrarte en la espalda y te hará sentirte aún mejor.
-¡Oh,
sí, Dios mío! Es cierto.
Entonces
se oyó la voz de Bowie desde algún lugar debajo de ellas.
-Te
lo dije, Joe. No podemos dejar solas a estas mujeres ni un minuto. Ahora están
en posición fetal sintiendo experiencias religiosas en cubierta.
-No
te metas con el yoga hasta que no lo hayas probado, Bowie Jefferson- dijo
Nicole.
_____
abrió los ojos y miró a los dos hombres de pie delante de ellas. Bowie tenía en
la mano una pequeña bolsa de plástico, probablemente el gel para Nicole. Y Joe
llevaba otra más pequeña. Su pulso se aceleró. Se había estado preguntando si Joe
compraría preservativos. De ser así el paquete debería de tener un tamaño
semejante al que llevaba en la mano.
Entonces
se preguntó si Bowie sabría lo que su hermano había comprado.
-Hemos
tenido suerte, amor mío- dijo Bowie-. Encontramos justo lo que necesitábamos.
¿Verdad, Joe?
-Sí-
contestó. Joe llevaba puestas las gafas de aviador, así que resultaba imposible
leer en sus ojos-. ¿Listos para navegar?
_____
se levantó. Tenía la sensación de que Joe había estado disfrutando viéndola
hacer ejercicios sobre la cubierta con aquel bañador. Sus posturas descubrían
una gran parte de la espalda, y algo más. El juego se había convertido en algo
cada vez menos inocente y más erótico. Tragó.
-Sí,
vamos.
Aunque
_____ trató de que fuera Bowie en esa ocasión quien sacara el barco del muelle,
al final fue Joe quien se puso al timón. Ella aún no había ejercido la
suficiente influencia sobre él, pensó. Sin embargo se juró a sí misma que para
el final de esa misma semana, Joe adoptaría otra actitud frente a las habilidades
de su hermano.
-¿Qué
os parece si navegáramos hasta Hoover Dam?- sugirió mientras ponía a calentar
el gel en el microondas.
El
pequeño paquete de Joe había desaparecido, y no había dicho una sola palabra
sobre su contenido.
La
certeza fue creciendo en su interior.
-Buena
idea- contestó Bowie-. ¿Qué te parece a ti, Nic?
-Muy
bien.
-Ponte
esto en la espalda- dijo _____ ofreciéndole a su hermana el paquete de gel
caliente.
-Dios,
sé que ha sido un incordio tener que volver, pero os lo agradezco mucho,
chicos.
-Estamos
encantados de ayudarte- dijo Joe.
-Sí,
era importante- añadió Bowie.
_____
trató de averiguar por la expresión de ambos hombres si sus comentarios tenían
un doble sentido. Ella había visto la tienda, y no era muy grande. Comprar
preservativos sin que Bowie se enterara habría sido difícil. Pero no hubo
miradas cómplices ni toses forzadas que indicaran que ambos hermanos compartían
algún secreto. Si escondían algo, lo hacían mejor de lo que ella hubiera
pensado.
La
idea de que Joe estuviera buscando el momento oportuno para hacerle el amor
cambió por completo su visión de él. De pronto se sintió fascinada por la curva
de sus dedos al agarrar el timón, por la flexibilidad de sus hombros, por la
forma de sus caderas mientras estaba sentado en la silla de capitán y por el ángulo
que formaban sus piernas. Fascinada y excitada. Esperaba ardientemente que
aquel pequeño paquete no fueran simplemente chicles.
-Bowie,
¿quieres llevar tú el timón un rato? -preguntó Joe.
-Claro.
-Bien.
He probado el ordenador y parece que sí funciona. Iré atrás a hacer unas
cuantas llamadas y tomar notas.
Así
que su mente no estaba ocupada con el mismo asunto que la de ella, pensó _____.
Podía planear una seducción y volver fríamente al trabajo. Le molestaba que sus
relaciones no ocuparan toda su atención como le ocurría a ella.
Chicles,
pensó. Seguramente había comprado una remesa de chicles de tutti-frutti. Joe
recogió su ordenador y se fue sin volver a mirar a _____.
-Eh,
Nic, juguemos un poco a las cartas.
Poco
después las cartas comenzaron a deslizarse por la mesa mientras el barco se
balanceaba de un lado a otro. Nicole no parecía sentirse muy bien, y _____
entonces se volvió hacia Bowie.
-Está
un poco agitada el agua, ¿no capitán?
-Sí,
buscaremos un lugar donde refugiarnos.
-¿Qué
te parece si echáramos amarras? Al menos para comer...
-Buena
idea- contestó _____.
Nicole
la miraba con expresión de aprobación tapándose la boca. Tenía mala cara.
-Creo
que voy a comer un poco de chile en lata con cebollas y quizá un poco de queso
fundido- dijo Bowie-. ¿Qué te parece el menú, Nic, cariño?- la miró-. Eh, estás
un poco mareada, ¿no?
Nicole
asintió y él sonrió.
-En
ese caso me prepararé yo mismo el chile.
-Yo
te prepararé el chile, chico- contestó _____ poniéndose en pie y mirando la línea
de la costa-. Eh, ahí delante, ¿ves esa especie de isla cuyas rocas sobresalen
de la costa por ambos lados? Echaremos amarras allí, estaremos protegidos del
viento. ¿Estás preparada, hermanita?
Nicole
volvió a asentir.
-Está
bien, llevaré el barco hacia allí- dijo Bowie torciendo a la derecha.
-¿Quieres
que vaya a buscar a Joe?- le preguntó _____ a Bowie.
-Si
no lo conozco mal debe de estar viniendo para acá.
-Eh,
estamos dando vueltas como un pato mareado- dijo Joe apareciendo de pronto.
-¿Qué
te dije?- preguntó Bowie en voz baja.
-Menos
mal que no hay nadie en el barco que sufra de mareos- añadió Joe dejando el
ordenador encima de la mesa-. Navegar adelante y atrás de esta forma puede
resultar vomitivo.
En
ese momento, Nicole se levantó de su asiento y pasó por su lado a toda prisa
hacia el baño. Joe se quedó mirándola.
-¿Qué
le ocurre a Nicole?
-Has
acertado, Einstein- contestó _____ siguiendo a su hermana.
-Oh,
lo siento, no tenía ni idea.
Bowie
puso rumbo a la isla en la que pensaban refugiarse.
-No
hay mucha maniobrabilidad aquí- comentó Joe.
-No,
es cierto, pero las rocas nos protegerán del viento- contestó Bowie.
-A
pesar de todo, no me parece...
-No
tiene sentido discutir. Tenemos que echar amarras- intervino _____-. Nicole
necesita salir del barco hasta que se le pase el mareo.
-Tienes
razón. Parece que hay una especie de canal por el que podemos entrar, Bowie. No
es que haya mucho calado, pero podemos hacerlo.
-_____-
la llamó Bowie-, ve otra vez al baño y avisa a Nicole cuando vayamos a encallar
en la playa. No quiero que se rompa los dientes si el golpe es fuerte.
-Muy
bien.
-Y
agárrate- añadió Joe-. Este viento nos va a obligar a cavar bastante en la
arena.
_____
miró a Joe a los ojos. Había seguridad en ellos. Aquello la inspiró confianza.
Un poco de viento no era motivo suficiente para que un hombre como Joe Jonas se dejara llevar por el pánico.
-¿Nic?
Agárrate, cariño. Vamos a encallar en la playa, y vamos bastante deprisa.
-Bien.
-¿Quieres
que entre?
-No.
-¡Ya
llegamos!- gritó Joe.
_____
se agarró al picaporte de la puerta y se agachó. El impacto la lanzó hacia
delante y estuvo a punto de obligarla a soltarse, pero se recobró y presionó la
oreja contra la puerta del baño.
-¿Nic?
Por
fin la puerta se abrió. Nicole estaba de pie con una toalla en la cara.
-Menos
mal que me has avisado- sonrió-. He estado a punto de darme un buen porrazo, y
no sé cómo se lo habría explicado a mi suegra. Ella no quería que viniera, pero
cuanto más insistía ella, más terca me mostraba yo en venir, por supuesto.
-Por
supuesto, es el espíritu de los Lombard. Y tu suegra no tiene por qué saber una
palabra de esto- añadió poniendo un brazo alrededor de su hermana-. ¿Quieres un
vaso de agua?
-Si.
_____
se encaminó despacio hasta la cocina, sirvió un vaso de agua y esperó
pacientemente a que su hermana se lo bebiera.
-¿Estás
lista para salir de esta bañera?
-Desde
luego.
Mientras
caminaban hacia la parte frontal del barco escucharon el ruido de martillazos
sobre estacas clavándose en la arena. Ambos hermanos estaban amarrando el barco
a la costa.
-¿Te
encuentras mejor?- preguntó _____ a su hermana.
-Por
momentos. Apenas puedo esperar a poner los pies en tierra firme.
-¡Chicos!-
los llamó _____ para que ayudaran a Nicole a bajar.
Luego
bajó sillas y toallas para montar el campamento.
-¿Vienes?-
preguntó Nicole.
-Enseguida.
Voy a recoger unas cervezas y unas patatas fritas para nuestros galanes
primero. ¿Quieres tú algo?
-No,
todavía no- tragó.
-Estaré
abajo en un minuto- repitió volviendo a entrar y pisando casi el ordenador de Joe,
que estaba en el suelo.
_____
se agachó a recogerlo. Debía de haberse caído cuando se dieron el golpe, y Joe
estaba tan ocupado amarrando el barco que se había olvidado de él. A pesar del
mal concepto en que tenía al maldito trasto no quería que se estropeara. Lo
puso sobre la mesa y lo abrió. Todo parecía en perfecto estado, pero a veces
las apariencias engañaban, podía estar estropeado. Lo encendió y la pantalla
comenzó a funcionar.
Por
el momento todo iba bien.
El
programa se cargó, pero aquello podía no significar nada. Pinchó con el ratón y
abrió el menú. Si podía abrir un archivo seguramente estaba bien. Escogió un archivo
cuyas iniciales eran A.L. Fue por casualidad, sin motivo alguno. Esperaba que
fuera un informe cualquiera. Era imposible que Joe tuviera un archivo con su
nombre o sobre ella, pensó, eso por descontado.
Pero
si lo tenía. _____ carraspeó y frunció el ceño.
Aquello
lo pagaría caro. Nadie podía escribir una lista sobre los pros y los contras de
mantener relaciones sexuales con ella y salir impune. Sus decisiones emocionales
y sentimentales parecían decisiones empresariales.
Se
fijó sobre el lado en el que estaban los pros y leyó frases como: Me excita más de lo que cualquier mujer me
haya excitado nunca, o: Tocarla me
causaría un intenso placer. Bueno, aquello resultaba agradable, aunque
estuviera escrito en una fría lista de ordenador. Le producía cosquilleos en la
espalda. Y muchos. Pero en el lado contrario las frases con los contra no le
producían la misma sensación: Arruina mi concentración
en el trabajo o: Su absurda forma de
ver la vida no puede traerme más que problemas.
-Así
que le voy a traer problemas, bien- murmuró en voz alta para si misma-. Pues
vas a ver.
_____
escribió la frase: ¿Y a quién le importa?
debajo de aquella que había escrito él sobre la concentración y subrayó la frase
sobre la absurda forma de ver la vida cambiándola de lugar y poniéndola al otro
lado. Luego cambió la palabra «absurda»
por «única» y «traerá problemas» por «me
fascina».
Según
parecía, Joe estaba confuso. Había escrito: Sus
besos me vuelven loco en ambas columnas. _____ lo borró de la lista de los
contras. Se suponía que los besos
debían hacerle a uno perder la razón. De otro
modo besar no tenía ningún sentido. Desde luego, se dijo, Joe tenía mucho que aprender. Para equilibrar aún más la
balanza escribió otra frase en el lado de
los pros: Es la mujer más bella que he
conocido nunca. Quedaba de maravilla en la pantalla. Tanto, que añadió otra: Es tan inteligente como dulce y encantadora.
-¡Eh,
_____!- la llamó Bowie desde la playa-. ¿Te estás bebiendo la cerveza tú sola?
-¡Enseguida
bajo!- gritó.
Mientras
sacaba la cerveza de la nevera pensó en qué haría Joe cuando abriera el archivo
y viera los cambios. Entonces sonrió. No era muy probable que se enfadase y
montara una escena en público. Lo tenía en el bote. Al menos sabía que había
estado escribiendo sobre ella en lugar de trabajar. Y eso de algún modo lo
salvaba de ser un completo estúpido capaz de reducirla a ella a una simple
lista en un ordenador.
A Joe
no le gustaba la calidad de la tierra en la que habían clavado las estacas.
Estaba suelta, pero tenían que hacer todo lo posible para asegurar el barco. Hubiera
preferido echar amarras en otro sitio, pero ése era el único a su disposición.
Para mayor seguridad, él y Bowie apilaron grandes piedras alrededor de las
estacas.
Decidieron
hacer un picnic en la playa. Aunque el viento levantaba la arena salpicándola
sobre la comida, nadie dijo una sola palabra. Al menos dos terceras partes del
casco permanecían bajo el agua, y el barco se balanceaba demasiado. Eso podría
suponer una recaída de Nicole. Joe no dejaba de vigilar las estacas.
Después
de comer, Bowie y Nicole se acercaron a la orilla a lavar los platos. Joe
fingió descansar sobre una toalla, pero pronto se quedó absorto mirando a _____
echarles patatas fritas a un par de cuervos.
El
cabello rubio de _____ comenzó a enredarse con el viento. Parecía salvaje. Le
daba la sombra en los ojos, así que podía observar la piel desnuda que se dejaba
entrever entre los tirantes de encaje de su bikini negro. El encaje se ahuecaba
cuando ella se inclinaba para tomar más patatas y ofrecérselas a los pájaros.
Imaginó
lo que sentiría si pudiera besar esa piel semicubierta por el encaje. Por mucho
que quisiera a su hermano y a su cuñada deseaba que desaparecieran por espacio
de unas horas. Sin embargo no podía hacer nada, así que se tumbó boca abajo
para esconder su excitación. La arena caliente calmó ligeramente su erección,
pero no era ésa la sensación que él buscaba obtener.
Tenía
a su alcance la bolsa de patatas fritas. Tiró de ella justo cuando _____ se
daba la vuelta para sacar más. Entonces ella caminó hasta él y se arrodilló
delante.
-Estás
intentando ligar conmigo.
-Exacto.
-Entonces,
¿es que has ido de compras esta mañana?
-¿Te
importa?
-Podría
ser.
-Entonces
podría ser que haya ido de compras.
-¡Oh,
Dios mío!- gritó Bowie-. ¡Joe! ¡Las estacas!
Joe
se puso en pie de golpe. Unas cuantas estacas se habían desenterrado, y el
barco cabeceaba de un lado a otro. Si alguien no lo enderezaba de inmediato se
daría contra las rocas. Los motores estaban fuera del agua. Se quedarían
aislados.